Hoy salgo del hospital, pero estoy preocupada por mi hermano Antonio. Desde que ingresé al hospital, no supe nada de él y recuerdo que lo lastimé ese día.
-Lista? -pregunta Martín, que durante estos dos días que he estado en el hospital no se ha despegado de mí, aunque ha estado muy serio.
-¡Eh, sí, vamos!- Durante el recorrido, me pierdo en mis pensamientos y ni siquiera me doy cuenta a dónde vamos hasta que llegamos a la casa de Martín. -¿Qué hacemos aquí? - pregunto.
-Te quedarás aquí - dice seriamente.
-Ni loca - respondo.
-No te dejaré en tu casa con el loco de tu hermano.
-Joder, mi hermano no está loco, Martín. Además, no me quiero quedar en tu casa. Yo no soy nada tuyo".
-Pero es mi deber cuidarte, Lisa.
-¿De qué mierdas hablas? Yo soy solo tu amante. No tienes obligación conmigo.
-Por Dios, dame paciencia -dice, y sin que me lo espere, me carga con cuidado. Como no me puedo mover mucho, me tengo que quedar quieta mientras él me lleva a su casa, llevándome hasta una de