LISA MOLINA
- ¿En serio hiciste eso? - Ana se carcajea cuando le cuento lo que le hice a Martín hace unas noches.
- Se lo tenía merecido, me molesta que piensen que porque estamos embarazadas somos unas locas hormonales.
- Es verdad, a veces me provoca hacerle lo mismo a Marcos.
- Pues deberías, bien merecido se lo tiene por arruinar mi noche ese día.
- Créeme, está arrepentido, llegó bastante traumado después de verle las bolas a su hermano.
Ambas nos volvemos a reír como locas tomando nuestro café.
- Tengo que mostrarte algo - dice ella regalándome una sonrisa.
- ¿Qué cosa? - Ella levanta un poco su camisa dejándome ver su vientre un poco abultado.
- Ya va creciendo.
- ¡Oh, por Dios! Es magnífico.
- ¿Tú no sientes deseos de que ya se note? - suelto un suspiro al pensar en lo expuestas que quedamos.
- La verdad, no. Cuando la prensa se enteró de mi embarazo todo empezó a ser una locura y facilitó las cosas para Celeste, aunque ella ya lo sabe, no quiero que nadie más lo sepa.
- Debe s