Mundo ficciónIniciar sesiónEl lunes amaneció gris, con esa luz pálida que se filtra por las ventanas y no calienta, solo ilumina lo justo. Marcus ya estaba despierto antes del amanecer, sentado en el borde de la cama con una taza de café que no había probado. La fiebre del sábado había desaparecido, pero la sensación de cansancio seguía pegada al cuerpo como una sombra.
Había dormido mal, entre sueños cortos y pensamientos largos. Clara había enviado un mensaje la noche anterior: Te espero mañana en el ensayo privado, no olvides el horario.
Él lo leyó sin responder, pero sabía que iría. No porque le entusiasmara, sino porque necesitaba convencerse de que seguir adelante era lo correcto. De que distraerse de Laila era una forma de equilibrio, no de







