Luna asintió lentamente, recordando lo que vivió en el club. El temor, la confusión, la desesperación.
—Lo sé. Lo he vivido en carne propia.
Damian la observó fijamente.
—Lo supe. Por eso me adelanté a llamarla después de lo ocurrido. Sé lo que se siente no poder confiar en nadie.
Luna bebió otro sorbo, sin despegar los ojos de él.
—¿Y cómo piensa cambiar eso con su proyecto?
Damian se inclinó un poco hacia ella, bajando el tono de voz.
—Con algo que la mayoría no espera: una red. Una comunidad que funcione como un solo cuerpo. Seguridad privada, sí, pero más que eso… entrenamientos, tecnología especializada, personal seleccionado rigurosamente. Estoy construyendo más que una empresa de seguridad: quiero crear un escudo invisible. Uno que proteja sin que se note, que actúe antes de que sea tarde.
Luna frunció el ceño, aún más intrigada.
—Suena… ambicioso. Y también costoso. ¿Cómo planea financiar algo así?
—Ya empecé. Estoy comprando propiedades estratégicas en varias zonas del país,