El rugido de los motores llenaba la cabina del lujoso jet privado, mientras Luna Moretti miraba fascinada por la ventanilla. A sus trece años, la inmensidad del cielo le parecía un sueño inalcanzable. Su madre, Alessandra, le sonreía con ternura, y su padre, Marco, un hombre de negocios exitoso, revisaba documentos con una expresión concentrada.—¿A dónde vamos, mamá? —preguntó Luna emocionada.—Es una sorpresa, cariño —respondió su madre con una risa suave, acariciando su cabello rubio.Pero la calidez del momento se rompió abruptamente cuando una sacudida violenta estremeció el avión. Las luces parpadearon y el sonido ensordecedor de alarmas llenó la cabina.—¡Señor Moretti! —gritó el piloto desde la cabina—. ¡Hemos perdido el control del motor derecho!El caos se desató. La aeronave descendía a una velocidad alarmante. Luna sintió un nudo en el estómago cuando el suelo pareció desaparecer bajo sus pies. Los gritos de la tripulación y el eco de las alarmas la envolvían, pero lo únic
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