Cuando Elizabeth abrió los ojos, se encontraba sentada en la silla de espera de la clínica. Alison y una enfermera estaban encima de ella echándole aire y dándole a oler alcohol. Eli se agarró la cabeza desconcertada y soltó el aire de sus pulmones.
—¿Te encuentras bien? —preguntó Alisson preocupada.
Elizabeth tragó grueso. Sentía su boca seca y su corazón latiendo rítmicamente.
—Necesito un poco de agua —pidió con las manos temblorosas.
La enfermera corrió y enseguida le trajo una botella de agua. Elizabeth bebió del líquido cristalino y sintió cómo todo su cuerpo se relajaba por un segundo. ¡Solo un segundo! Porque luego recordó lo que había pasado y enseguida sintió que algo pesado se instalaba en su estómago.
—¿Estoy embarazada? —preguntó ella desconcertada.
Eli se incorporó de golpe y tomó la prueba de embarazo de las manos de Alisson. La desdobló y leyó, “positivo” grande, en letras rojas y al inicio de la hoja. Su corazón se detuvo por segundos y enseguida un frío le recorrió l