Las palabras de Aniela llegaron al pecho de Alisson con la misma fuerza con la que llega el impacto de un bala. La pelirroja sentía que no podía respirar y que el dolor que se clavaba en su pecho recorría sus venas haciendo que estas ardieran de rabia y decepción.
«Ni siquiera pudo cuidarse»
Pensó, apartando las lágrimas de su rostro con brusquedad. El deseo de confrontarlos pasó por su mente, ¿pero qué iba a ganar con eso? Si todos sabían que ella no era más que la esposa por contrato de Christopher Langley. Así que, agarró la poca dignidad que le quedaba y salió de Tentación con un nudo en la garganta maltratante.
Cuando llegó a la salida, sus manos temblaban y su frente sudaba sin control. Quería gritar, llorar o simplemente salir corriendo, pero no podía hacer eso, tenía que ser fuerte, por los hijos que estaba esperando y por ella misma.
—Vamos a salir de esto mis amores, lo prometo —Le habló a sus hijos mientras acariciaba su vientre.
Alzó la mano para tomar un taxi, pero e