El sol entrando por la ventana con brusquedad hizo que Alisson abriera los ojos de golpe.
«Era Nora, su suegra»
Abría las cortinas con irritación, rabia y fastidio al mismo tiempo.
—¡Levántate! Son más de las ocho de la mañana y el desayuno ni siquiera está listo! —Exclamó la mujer posándose enfrente de Alisson.
Alisson se sentó en la cama confundida. No sabía cómo había llegado ahí. Además, su vientre dolía al igual que su cabeza.
«Debe mantener reposo si quiere tener a sus hijos»
Esas habían sido las palabras de la enferma que la había atendido la noche anterior.
—No me siento bien Nora, pídele a alguien más que prepare el desayuno, necesito descansar un poco más por favor —Dijo con voz suplicante, al mismo tiempo que se volteaba e intentaba seguir durmiendo.
El sonido de los zapatos de su suegra alejándose se oyeron, y Alisson pensó que por primera vez esa mujer tendría un poco de misericordia con ella. Sin embargo, segundos después sintió como un balde de agua frí