Alfa Ava
Me senté frente a ellas, las manos entrelazadas sobre mi regazo, el corazón latiendo fuerte dentro de mi pecho.
Elara, la hechicera, tomó asiento a mi izquierda, su cabello plateado cayendo como una cascada rizada sobre los hombros. Lilith, la vampira, se acomodó a mi derecha, sus ojos rojos fijos en mí, con una expresión que oscilaba entre curiosidad y algo más antiguo, más oscuro.
Elara fue la primera en hablar.
— Ava, lo que voy a contarte cambiará la forma en que ves todo. ¿Estás lista?
Asentí lentamente.
— No creo que esté lista para nada, pero… lo intentaré.
Elara sonrió apenas, como si entendiera el peso de mis palabras.
— Nosotras —comenzó, haciendo un gesto hacia Lilith— llevamos años trabajando juntas. Décadas, en realidad. Cada una de nosotras es líder en su propio mundo. Yo, en el de los hechiceros. Lilith, en el de los vampiros. Pero nunca pudimos avanzar realmente.
— Porque faltabas tú —intervino Lilith, su voz baja, cargada de una musicalidad extraña.
— ¿Yo? —p