Soy Chiara Vigo, Alfa de los Hijos del Bosque, criada para liderar y proteger a los míos. No me gustan los juegos de poder, pero para cuidar a mi manada, acepté la propuesta de casarme con un miembro de la segunda manada poderosa del bosque, pero solo si antes conocía a mi futuro esposo, todo se haría bajo mis condiciones, me colé en los Lobos de la Tormenta como Naia Costa, una rastreadora torpe. Con arcilla escondí mi olor de Alfa y mantuve la cabeza baja, observando. Todo iba según el plan hasta que conocí a Stefano, el alfa de la manda. Desde el primer momento, sus ojos me atraparon. Cada cacería juntos se ha convertido en un desafío, en un roce que me hace sentir viva. Sé que no debería, pero hay algo en él que me quema por dentro. He intentado mantenerlo lejos, pero la chispa entre nosotros es imposible de ignorar. Y mientras más cerca estamos, más difícil es guardar mi secreto. Fabio, el hermano de Stefano me mira con desprecio, no me quita los ojos de encima. Livia, la beta que quiere ser la luna de Stefano, me odia sin razón. Y en las sombras, un peligro crece, uno que amenaza a mi manada y a todo lo que amo. No sé cuánto tiempo podré seguir escondiendo quién soy, ni si podré proteger a los míos.
Leer másSentía el sudor correr por mi frente, mis garras se clavaban en el suelo mientras esquivaba un golpe, en respuesta dí un fuerte golpe en el abdomen del guerrero frente a mí, era un miembro de mi manada que en ese momento entrenaba bajo mi supervisión.Ya había pasado un mes desde que Stefano me había rechazado frente a su manada, desde entonces la rabia se había convertido en mi combustible, cada amanecer me levantaba para entrenar hasta que mis músculos temblaban.No lo hacía solo por mí, lo hacía por mi manada, mi primo siempre estaba cerca, observandome, se había convertido en mi sombra, en mi apoyo, él más que nadie sabía el dolor que Stefano me había causado.Mi tía acudió una tarde al entrenamiento, al verme entrenar con furia intervino para detenerme.—¡Chiara para!—gritó, mientras yo respondía al ataque de dos guerreros jóvenes.—No puedo —respondí jadeando, a la vez que giraba para bloquear un golpe con mi antebrazo. Mi labio sangraba, pero no me importaba, el dolor físico me
Punto de vista: ChiaraCorrí entre los árboles, con el corazón deshecho. Las ramas me azotaban la cara, cortándome la piel, pero no sentía nada más que el dolor que me quemaba el pecho. Mis piernas temblaban, a punto de colapsar, pero seguí corriendo, sentía el aire cortar mi garganta. No sabía a dónde carajos iba, solo necesitaba salir de ahí, alejarme de las palabras crueles de Stefano: “Naia, te rechazo como mi pareja destinada”. Cada palabra era un puto cuchillo, y el vínculo roto me aplastaba, como si me hubieran arrancado el corazón de una.No entendía por qué carajo lo había hecho, mi cabeza era un desastre, me sentía atrapada en todo lo que había ocurrido esa noche, recordaba la fogata iluminando los rostros de la manada, y sus ojos clavados en mí mientras Stefano levantaba el brazo hacia Livia, con esa mirada fría que me destrozó. La sonrisa de mierda de Fabio, sus ojos burlones, como si supiera algo que yo no. La forma en que Livia se pegó a Stefano, triunfante, todo era u
Punto de vista de StefanoPor la mañana me desperté solo, la cama aún olía a ella, a su piel, a su deseo. El vacío que dejó a mi lado me provocó una extraña sensación en el pecho.Me senté en la cama y me froté los ojos con fuerza. Varo, mi lobo, estaba inquieto dentro de mí, se sentía profundamente ansioso, después de todo la hora de presentar a Naia como mi luna ante mi manada estaba por llegar. Hoy era el día, hoy todos sabrían que Naia era mía, solo mía.Me vestí sin prisa, despacio, quería que el día se acabará rápido para estar de nuevo con ella, aunque sin saber porqué, sentía como si cargara un peso invisible sobre mis hombros. Afuera, los guerreros se preparaban para la ceremonia. Fabio pasó a mi lado y me saludó con esa sonrisa falsa que nunca me ha gustado.—¿Todo listo para esta noche? —preguntó, con un tono que pretendía ser amable.—Lo estará —respondí seco, sin mirarlo a los ojos.Era mi hermano, sí, y siempre lo había sobreprotegido por eso, pero solo había logrado co
Por la mañana desperté antes que Stefano, su brazo seguía alrededor de mi cintura, aspiré su aroma, me quedé inmóvil, escuchando el ritmo constante de su respiración, suave, profunda, por un instante me permití soñar que era solo mío.Minutos después Stefano se removió, y abrió los ojos, su mirada oscura y penetrante me atrapó al instante, después me sonrió, me atrajó hacia él y me habló al oído.—En unos días —dijo, en voz baja, aún áspera por el sueño— reuniré a toda la manada. Quiero presentarte como mi luna.Mi estómago dio un vuelco, el momento estaba más cerca de lo que había imaginado. No podía seguir guardando silencio, no por mucho más tiempo. Tenía que contarle la verdad, quién era yo realmente, decidí que se lo diría el día de la reunión, justo antes de que diera el anuncio a su manada.—¿Estás seguro? —pregunté.Me miró con esos ojos que siempre parecían atravesarme, como si pudieran ver dentro de mi alma.—Lo estoy, no hay vuelta atrás. Eres mía, Naia, y quiero que todos
La imagen del cuerpo del guerrero aún estaba grabada en mi mente cuando volví al campamento. A cada paso sentía como un gran peso sobre mis piernas. No podía dejar que nadie notara mi inquietud, así que entré a la cabaña como si nada. Me miré al espejo, en el cuello tenía un moretón y alrededor marcados dientes, no era una marca formal, pero sí una advertencia. Stefano me había reclamado con el cuerpo, aunque su mente todavía dudaba.Lavé la zona, y me vestí con ropa limpia, elegí algo que me hiciera sentir más guerrera. Tenía que verme como Naia, pero con fuerza. El juego suave había terminado.Cuando salí, el campamento estaba reunido, había varios lobos en el suelo, no estaban muertos, pero sí heridos con cortes profundos, había sido un ataque nocturno, silencioso, exacto.—¡Fue magia negra! —gritó uno —¡Los ojos del enemigo brillaban como carbón! —aulló otro.El brujo estaba más cerca de lo que creía. Stefano apareció saliendo desde la cabaña principal. Su mirada me buscó entre l
Me desperté de golpe, tenía el cuerpo sudado, y sentía que el corazón me latía de prisa, había alguien más ahí. No era paranoia, no era un sueño, podía sentirlo, lo olía. El cazador estaba cerca.No me moví al principio, contuve la respiración, esperando, con la piel erizada. Lira, estaba ansiosa, alerta.Pero no pasó nada, solo había oscuridad. Podía sentir un cosquilleo en la nuca, esa sensación de ser observada. Me levanté, caminé descalza hasta la puerta y la abrí de golpe, no encontré nada.Me vestí con rapidez, no había tiempo para dudar. Necesitaba confirmar si alguien había entrado al perímetro. Salí de la cabaña, la noche se sentía pesada, no había brisa, no había luna. Solo silencio, un silencio extraño.Me dirigí hasta el borde del bosque, sabía que no debía estar ahí, sola, de noche. Pero también sabía que si el brujo ya había llegado, entonces la oscuridad no haría diferencia.Escuché un crujido de ramas a mis espaldas que me hizo girar rápidamente, no vi a nadie, se escu
Último capítulo