El eco de la promesa
Seis meses. Seis largos y tortuosos meses habían pasado desde la última vez que Ava vio los ojos de Cael, el brillo de su cabello oscuro bajo la luna, la promesa silenciosa en su despedida. Seis meses de añoranza, una punzada constante en su pecho que nunca se disipaba, un recordatorio persistente del vínculo roto. La tristeza era una sombra que la seguía, un lamento silencioso por la separación, pero la necesidad de mantenerse ocultos, de esperar el momento adecuado para reclamar lo que les pertenecía, era una verdad ineludible.
Un pequeño y agudo grito rompió el silencio de la modesta cabaña. Luego otro, un coro diminuto que resonó en el aire. Ava sonrió con un cansancio tierno. "Mis pequeños tienen hambre", susurró para sí misma, una frase que se había convertido en el mantra de su nueva vida. Se levantó de la estera donde meditaba, sus músculos tensos por el entrenamiento matutino.
Los últimos meses habían sido un torbellino de emociones y responsabilidades. L