El Despertar de Cael
Mi estancia en el castillo de Damián, el rey vampírico, fue extraña. La palabra "extraña" apenas araña la superficie de la paradoja que se había convertido mi existencia. Había pasado casi toda mi vida, cada aliento, cada fibra de mi ser, haciendo lo que el Consejo me dictaba. Mi propósito, mi única razón de ser, había sido cazar, perseguir y aniquilar a los vampiros. Eran la plaga, la oscuridad, el enemigo jurado. Y ahora, aquí estaba, respirando el mismo aire que ellos, bajo el mismo techo, compartiendo silencios con su monarca. Era una burla cruel del destino, una broma macabra que el universo había decidido gastarme.
Los primeros días fueron un tormento silencioso. Cada sombra que se movía, cada susurro en los pasillos, me ponía los nervios de punta. Mis sentidos, afinados durante siglos para detectar la presencia vampírica, estaban en constante alerta, pero no por peligro, sino por la simple proximidad de lo que una vez fue mi presa. Esperaba el ataque, la tr