—¿Y eso qué tiene que ver? ¿qué pasa con ser Omega?
—Soy más débil aunque no lo quiera. No sé bien cómo es el tipo de crianza en EmberWood, pero donde yo nací, no podía hacer eso. —Hana lo miró, directamente a los ojos. —En Darkmoor las Omegas son comprometidas, es una ley inquebrantable... Una vez le levanté la voz a un Alfa y tuve que dormir afuera, con frío, sin mantas y en forma de lobo como castigo.
—¿Quién te hizo eso? —Inquirió, indignado.
—No importa quién lo hizo Adrien. —Suspiró. —Aunque quiera... Sigo sintiéndome incapaz de hacer bien las cosas. En Darkmoor debo obedecer, si estoy en peligro es absurdo defenderme, no puedo.
—Ahora estás en EmberWood y te prohíbo pensar así de ti; puedes defenderte, yo lo sé. Ser Omega no te delimita, sé que un Alfa y un Beta te superan en fuerza física a si sean unos escuálidos, pero sólo eso. —Dijo, con voz firme. —Sólo los salvajes se defienden únicamente a los golpes.
Y en ese momento, Hana recordó. Adrien tuvo todas las de ganar en una