Hana plantó su mirada en un punto fijo del suelo. Lidiar con sus inquietudes no era sencillo. —Aun así me preocupa lo que pueda pasar. Nuestro hijo puede ser como yo, no quiero que la historia se repita y sea él o ella quien sufra lo que yo sufrí. Perseguían a los Gamma por sus valiosas cualidades ¿Por qué sería distinto en una Omega que posee esas cualidades también?
—Tu parte Gamma está dormida en tu interior y no estuvo destinada a despertar desde que naciste. Jackson provocó tanto dolor en tu vida diaria que acabó sucediendo, tu loba necesitaba un modo de defenderte, y lo encontró. —Adrien dejó ir un suspiro. —De hecho, me alivia que esto resultara ser así. Si descubríamos que eras una Gamma todo sería difícil, el peligro sería inminente y no podrías darte el lujo de dar un paso fuera de la mansión, nunca. No quiero eso para ti, tú tampoco.
Hana contuvo el impulso de responder, dado a que una pequeña interrupción decidió que lo mejor era guardar silencio. La Omega bajó la mirada a