Yuri.-
Libero todo el éxtasis de mi cuerpo, la mujer que se encuentra debajo de mí, está rígida, conteniendo el llanto. Lo único bueno que tenía mi hermano era su gusto en mujeres, aunque esta parece un hielo, tiene un cuerpo monumental que voy a seguir disfrutando a mi antojo hasta que tenga a Nadia en mis manos.
— Podrías fingir un poco –escupo en su rostro, veo sus manos empuñadas intentando romper las cuerdas que la atan–. si quieres quedarte muda, podemos hacerlo oficial, te cortaré la lengua entonces.
Una lágrima la traiciona y se le escapa, derramándose hasta su cabello desordenado.
— Haré lo que me… pida, señor.
— Muy bien, así me gusta, como recompensa enviaré a alguien para que te bañe, te perfume y te coloque un lindo atuendo para mí esta noche y tal vez te libere un rato.
Ella asiente con miedo, en silencio.
— Bueno ahora abre bien tus piernas y veamos qué tan complaciente puedes llegar a ser.
El toque en mi puerta interrumpe mi momento.
— ¡¿QUÉ?! –mi grito hace sobr