Emily ingresa a la habitación de nuevo. Recoge una de las fotografías que ha quedado huérfana al pie de la cama. Observa la imagen ahora más tranquila. No vale la pena perder los estribos si se encuentra encerrada en este lío. No puede desobedecer porque estará muerta en segundos. No puede escapar. Y mucho menos desobedecer porque todo va a terminar en su muerte.
—Si no me mata Nicolay, lo hará Maldonado en cualquier momento —expresa resignada —. Pero no me dejaré mangonear. Algo haré para ganármelo.
< Como la chica de la esquina >, llega a su mente las palabras de su hermano menor.
Ahora necesita comunicarse con su familia. Deben estar preocupados por ella.
¿Y si tienen escolta que los asusta?
¿Qué van a decir los vecinos?
¿Y si Becky esta asustada?
Niega. Sale en busca de Nicolay de nuevo. Pasa por el frente de una puerta que no vio cuando salió la primera vez. Esta es diferente. Labrada. Laqueada. Hermosa. Su curiosidad gana e intenta abrirla, pero está cerrada. Suspira. Luego verá