—Disculpe, es que tengo cosas que hacer…
—Ustedes dos van a una cita, ¿no es así? ¡Claro que sí, váyanse ya, que se diviertan mucho!
Regina intentó dar una explicación, pero Sebastián la tomó del brazo y la guio hacia el taxi. Juntos, se subieron y se marcharon.
Silvia se quedó observando cómo se alejaba el vehículo, y su sonrisa se fue desvaneciendo hasta convertirse en una mueca de desolación.
Su plan original era subir al edificio para dejarle algo de comer a su hijo. Pensaba llamarle después para avisarle. A fin de cuentas, por más canalla que fuera, seguía siendo su hijo, y ella sabía que su estómago siempre había sido delicado; ya había terminado en el hospital varias veces por eso.
Pero ahora, al ver que Regi ya tenía un nuevo novio, sintió un coraje que le revolvió el estómago. Sin pensarlo más, tomó un taxi a Corporativo Axis.
***
Esperó más de media hora en la oficina de su hijo antes de que este por fin apareciera.
—Vaya, pero qué ocupado estás —suspiró con sarcasmo.
Gabriel