Lo dudó, pero al final contestó.

En cuanto se conectó la llamada, Leo preguntó con urgencia del otro lado.

—¿Sebastián está contigo?

Regina lo negó.

—No, no está conmigo.

—¿Y entonces a dónde se fue? —la voz de Leo sonaba a punto de estallar—. Hoy teníamos un montón de compromisos. Estos últimos días me ha traído vuelto loco, anoche hasta nos peleamos horrible. Me reclamó por haberte contado lo de los paparazzi. No era para que terminaras con él, solo quería que tuvieran más cuidado. Todo lo que hago es por su bien y ni siquiera lo agradece…

Lo interrumpió.

—¿No contesta su teléfono?

—Lo apagó. Tampoco se llevó el carro.

—¿Y sabes de algún lugar que frecuente?

—Ya busqué en todos lados, no lo encuentro.

Del otro lado de la línea se escuchaba un escándalo de fondo. Leo habló de nuevo, esta vez más apurado.

—Mira, tengo mil cosas que resolver aquí, así que te dejo. Si te llega a contactar, por favor, tráelo de vuelta. Ya no sé ni qué hacer.

Le aseguró que lo haría y, en cuanto él colgó,