“Cruel y despiadado" aquellos eran unos de los calificativos que Eloísa utilizaba para describir a su cuñado. Desde que llego a la casa de su hermana para pasar las vacaciones con ella, luego de cinco años sin verla, descubrió que la vida que Helena tanto pregonaba no era más que una falsa. Su esposo no era el hombre atento que solía decirle por llamada, todo lo contrario, era un hombre frío que no perdía oportunidad para llenarla de desplantes. Pero, Henrick Collen, parecía ocultar algo mucho más grave, porque cuando las luces de la mansión se apagaban, él iba a su habitación y le mostraba su otra cara…
Leer más—¿Te atreves a desafiarme?—la voz de Henrick se alzó de forma imponente, mientras daba un paso hacia ella. Eloísa se mantuvo en su lugar sin inmutarse. —¡Ya he tomado una decisión! ¡Helena regresará conmigo! —Eres muy ilusa si piensas que tus decisiones tienen algún tipo de importancia—se burló el hombre—. Helena es mi esposa y se quedará a mi lado, te guste o no. La castaña bufó, mostrándose indignada. —¿Ahora resulta que es su esposa? Esa no es la impresión que dio, mientras se devoraba a esa otra mujer en el restaurante. —Mi relación con tu hermana no es de tu incumbencia. Ciertamente, tenía razón en eso último. Pero estaba en su derecho de involucrarse sabiendo que su hermana no era feliz con toda esa situación. —Estoy al tanto de lo del contrato, sé que solamente la usa para aparentar, aunque no entiendo muy bien con qué fin—señaló—. Así que dígame, ¿por cuánto tiempo más piensa seguir con toda esta farsa? La mirada del hombre se oscureció tras ser revelada aquella inform
—Helena, ¿qué fue todo eso?Eloísa no podía procesar la escena que acababa de presenciar. Primero, el esposo de su hermana le era infiel y, segundo, Helena parecía tener una explicación para su actuar. ¿Qué significaba? ¿En qué clase de manicomio había ido a parar?—Eloísa, te lo explicaré en casa.—¡No, basta! ¡¿Dímelo ahora mismo?!—exigió completamente fuera de control.Estaban justo al frente de aquel restaurante. La menor no podía ocultar su turbación con relación a lo sucedido, mientras Helena parecía más interesada en guardar las apariencias.—Por favor, alguien puede escuchar—suplico su hermana.—¡Por Dios, Helena! ¿Quién eres? No logro reconocerte—la decepción en los ojos de Eloísa era evidente.No sabía qué había pasado en esos cinco años separadas, pero estaba claro que esa mujer no era su hermana, era una completa extraña, a la cual ya no quería seguir escuchando.Eloísa se subió al auto dando un portazo y Helena la siguió con más recato. Luego de que estuvieron en el inter
—¡Guao, es enorme!—se maravilló Eloísa de la mansión en la que vivía su hermana. —Sí, es una casa muy grande—reconoció Helena con cierto toque melancólico. El lugar era tan grande, que se sentía completamente sola la mayoría del tiempo. —¿Casa? Yo más bien diría mansión. Helena sonrió ante el comentario de su hermana, tenía tanto tiempo sin verla que cualquier palabra que saliese de su boca era suficiente para provocar en ella una sensación de plenitud. —Sí, supongo que tienes razón. —¿Y tu esposo?—interrogo Eloísa deteniéndose para mirar a su hermana. —Él… está en un viaje de negocio—mintió la mayor. —Oh. Eloísa pareció creerse la mentira, mientras seguía caminando como una niña curiosa, que admiraba todo a su alrededor. Helena odiaba mentirle, pero no podía decirle que a su “esposo” le importaba muy poco su llegada y que, además, no tenía tiempo para recibir a su cuñada. Cualquier marido normal, la hubiese acompañado incluso al aeropuerto, pero aquel matrimonio de normal no
—Al parecer está viéndose con su secretaria, señora—informó su asistente personal.Martina llevaba trabajando para ella desde que puso un pie en esa casa.—¿Estás segura?—Sí, señora. Los han visto salir juntos a altas horas de la noche. Además, según los comentarios de otros trabajadores, se encierran por largas horas en la oficina del señor Collen.Helena asintió, mientras se dirigía a pasos lentos hacia el ventanal. Necesitaba un poco de aire fresco, sentía que se ahogaba.—Está bien, Martina. Has sido de mucha ayuda, gracias—pidió a la mujer retirarse.Aquello no era algo nuevo, desde luego que era consciente de todas las infidelidades de su esposo, pero al parecer saberlo, no aminoraba el dolor que aquello le causaba siempre.«¿Qué estás haciendo, Helena? ¿Por qué sigues ahí?», la voz de su consciencia salió a relucir y, era tan parecida a la voz de su pequeña hermana.—Isa, debí escucharte cuando me dijiste que esto era una locura. Nunca debí casarme con él.Las lágrimas de Hele
Su hermana tenía cinco años de casada, exactamente, la misma cantidad de tiempo en que no le veía la cara.—Me voy a casar, Isa—anunció un día, llamándola por el diminutivo que siempre utilizaba.—¿Casarte? Pero ni siquiera sabía que tenías novio—no pudo evitar sorprenderse, ¿de cuándo acá su hermana andaba de amores?—Lo sé, es un poco inesperado, pero ya está decidido.—¿Y cómo es que tomas una decisión tan importante de la nada?Helena era la mayor, pero en ocasiones solía comportarse como una chiquilla enamoradiza. Sus pensamientos eran incomprendido, o, al menos, Eloísa no lograba seguir el hilo de aquellos irracionales sueños que se trazaba.—Lo conocí en el hotel. Mientras acomodaba su habitación, él entró, nos miramos, fue amor a primera vista.—¡Por Dios, Helena, estás loca!—Regresa esta semana a su país, Isa. Y, me pidió que me fuera con él, ¿puedes creerlo?La menor negó repetidamente, sin poder creerse todas las locuras que su hermana estaba diciendo. Claro, aquella no er