El dolor de la traición se había transformado en un frío y sólido bloque de hielo dentro de mí. Darak había destruido mi última esperanza, el último lazo con mi familia, y la rabia que sentía era tan grande que me quemaba el alma. La imagen de mi abuelo siendo ejecutado por las manos del hombre que me tenía cautiva, se reproducía en mi mente una y otra vez. Darak había convertido mi dolor en su victoria, y mi venganza en su juego.
Pero en medio de la rabia, un nuevo nombre surgió en mi mente. Un nombre que me hizo temblar, pero que me dio una pizca de esperanza. Zero. El hacker que me había traicionado. El hombre que había vendido mi vida por dinero. En un mundo donde no tenía a nadie más que a mí misma, Zero era el único que podía ayudarme.
Con las manos temblorosas, me las ingenié para contactarlo. Utilicé una computadora oculta en la biblioteca, una que Darak no había visto, y envié un mensaje encriptado a Zero. El mensaje era simple: "Te daré el doble de lo que Darak te pagó por m