La mayoría teme a los Alfas. Pero Asha aprendió a temer algo peor: el vínculo. Exiliada, marcada como indeseable y perseguida por lo que corre en su sangre, Asha sobrevive como médica en una manada que no la quiere, pero la necesita. Sabe cortar tendones, ocultar rastros... y matar sin culpa. Su única regla: no volver a confiar en nadie. Hasta que Kieran Dusk, el Alfa más temido del norte, la marca sin permiso. No por amor. Por estrategia. Por control. Pero ese lazo despierta algo más que instinto. Los Lobos del Velo la están cazando. La quieren viva. La quieren abierta como una puerta. Porque Asha no es una Omega común: es una llave viviente que puede desatar horrores antiguos y romper el equilibrio de todo lo que respira bajo la Luna. Ahora, atrapada entre la furia de un Alfa cruel y las sombras de su pasado, Asha deberá decidir si va a obedecer… o a incendiarlo todo. En un mundo donde los vínculos se usan como cadenas, hay quienes nacen para romperlas.
Leer másLa criatura ya no dormía, ni necesitaba obedecer, se movía por impulso y ese impulso no era inocente, era calculado, se acercaba a los límites del bosque, sus manos rozaban los árboles, y las cortezas se abrían en símbolos que solo Asha sabía leer, pero Asha no los había escrito.—Está marcando territorio —dijo Eryx, observando desde las alturas.—Está creando el suyo —corrigió Nerya.Nerya hablaba más con la criatura que con Asha, se le acercaba en la noche, susurraban, no decía lo que oía, no compartía lo que soñaba, Asha lo sentía y aunque no decía nada, el silencio se volvía filo entre ellas.—¿Estás con ella o conmigo? —preguntó Asha una noche, sin girarse.—¿Y si ya no sé dónde termina ella y empiezo yo?Nerya lo dijo con la voz temblando, no por miedo, por agotamiento, porque la criatura hablaba con su sangre, Eryx, por su parte, empezó a alejarse, dijo que cazaba, dijo que patrullaba, dijo que necesitaba pensar, pero Asha sabía que estaba buscándola a ella, Yira.Una noche, Er
La criatura abrió los ojos, eran dorados como los de Eryx, tenían la fijeza emocional de Nerya y la boca torcida de Asha al borde del éxtasis, no lloró, no se arrastró, no buscó calor, solo los olió y sonrió.—¿Qué es eso? —murmuró Nerya.—Una aberración hermosa —susurró Eryx, con voz rasgada. —Asha se adelantó.—Es nuestra y no es de nadie, la criatura los rodeó.Iba desnuda, como recién parida por el placer pero cada parte de su cuerpo parecía diseñada para matar… o para seducir, tenía pechos, pero también espalda musculada, tenía labios suaves, pero manos con garras, tenía cuerpo de deseo, pero ojos de muerte.—¿Cómo sabés que nos quiere matar? —preguntó Eryx.—Porque no vino a pedir amor —dijo Asha—. Vino a cobrarse un origen que no fue elegido.La criatura se agachó. tomó tierra, la frotó contra su cuerpo y los símbolos de Asha aparecieron sobre su piel, pero al revés, como si en vez de contener… invocaran.—Va a convocar a otros —susurró Nerya—. Otros que nacen de lo que no supi
El Eclipse ya no sangraba, pero lo que brotaba de la grieta no era paz, era hambre, hambre de carne, de contacto, de poder crudo, hambre de todo lo que Asha había reprimido por demasiado tiempo. Asha caminaba descalza sobre la tierra quebrada, sus símbolos ardían, su respiración era irregular y su cuerpo... sentía un deseo que no era solo suyo, algo la estaba mirando desde las sombras, algo que conocía cada curva de su espalda, cada sonido que hacía al ser tocada sin permiso.—Estás tardando —dijo al aire.Y él apareció, no como sombra, no como reflejo. como lobo, negro como una noche sin luna, con ojos dorados y el olor de un Alfa que había marcado a muchas, pero deseado a una sola, Eryx.Volvió a su forma humana delante de ella, desnudo, perfecto en su brutalidad, cubierto de cicatrices y silencios.—No pensé que seguirías teniendo mi nombre en la lengua —le dijo, Asha sonrió sin suavidad.—No pensé que aún desearías a alguien que puede romperte. —Eryx se acercó.No con ternura. con
Asha encontró un cuenco lleno de agua que no mojaba, dentro, su reflejo no se movía como ella, parpadeaba antes, sonreía después.—¿Qué sos? —preguntó. —Soy lo que recordás mal —respondió. —Ella tocó el agua y fue tragada por una imagen.Se vio a sí misma en un bosque distinto, los árboles no estaban muertos, Kieran la miraba con ternura, su marca era otra, no de encierro, de pertenencia.—¿Qué es esto? —preguntó.—Una historia que pudo haber sido. —Nerya despertó con las manos temblando.Había soñado que Asha la elegía, que la coronaba como guía, que no había Eclipse, ni grieta y al mirar su pecho, el símbolo… sangraba palabras, una sola: "Mentira".Una criatura surgió del reflejo que dejó Asha, tenía forma de libro, pero cada página era una herida, cada letra, una promesa rotal, la criatura se alimentaba de lo que no ocurrió, de todo lo que fue deseado pero nunca realizado y crecía, Rheor habló desde dentro.—Estás intentando curarte con lo que no existe. —Estoy probando si puedo
Asha soñó con una versión de sí misma que no había cometido errores, esa versión tenía los ojos limpios, los brazos sin marcas, la luna en la frente.—¿Quién sos?—Lo que serías si no hubieras roto nada.—Entonces no soy yo.—No, sos más peligrosa.Despertó con el cuerpo mojado en algo que no era sudor, la torre ya no tenía forma, el suelo era agua sólida y las criaturas que había creado estaban… quietas, pero no muertas, esperando, desde la grieta del cielo bajaron las primeras versiones, una Asha con cuernos, una Asha ciega, una Asha con una corona de colmillos, ninguna hablaba, pero todas miraban y esa mirada pesaba.—No podés huir de vos misma —le dijo Rheor.—Tampoco puedo matarme si sigo multiplicándome.—Entonces no pelees. —¿Y qué hago?—Elegí. —Nerya encontró una flor que no había visto nunca, tenía pétalos como ojos cerrados y cada vez que tocaba uno, recordaba algo que Asha había olvidado.—Ella se está filtrando en todo. —Y por primera vez… tuvo miedo real, Yira se paró en
Los días ya no existían, la noche tampoco, todo era ceniza suspendida en una luz sin dirección, los árboles crecían al revés, los cuerpos ya no envejecían, solo se pudrían despiertos, Asha caminaba descalza sobre una tierra que recordaba su nombre, cada pisada dejaba una marca distinta: a veces flores, a veces sangre, a veces un reflejo de ella misma… que no obedecía, Rheor hablaba más que nunca. —Estás vaciándote. —Estoy compartiendo. —Eso es lo que decís , pero sabes lo que pasa cuando una llama se divide en cien. —Arde menos. —No, arde por dentro.Los sin nombre comenzaron a quebrarse, uno a uno, como vasijas llenas de agua sucia, uno estalló al pronunciar su propio nombre olvidado, otro intentó regresar a donde nació… y no encontró mundo, en la frontera norte, apareció una criatura que no caminaba, se deslizaba como piel muda, tenía boca en el pecho y decía: “Soy lo que quedó cuando me arrancaron.” nadie supo si era de Asha o de Yira, Nerya la siguió, hasta que vio algo imposi
Último capítulo