La criatura abrió los ojos, eran dorados como los de Eryx, tenían la fijeza emocional de Nerya y la boca torcida de Asha al borde del éxtasis, no lloró, no se arrastró, no buscó calor, solo los olió y sonrió.
—¿Qué es eso? —murmuró Nerya.
—Una aberración hermosa —susurró Eryx, con voz rasgada. —Asha se adelantó.
—Es nuestra y no es de nadie, la criatura los rodeó.
Iba desnuda, como recién parida por el placer pero cada parte de su cuerpo parecía diseñada para matar… o para seducir, tenía pechos, pero también espalda musculada, tenía labios suaves, pero manos con garras, tenía cuerpo de deseo, pero ojos de muerte.
—¿Cómo sabés que nos quiere matar? —preguntó Eryx.
—Porque no vino a pedir amor —dijo Asha—. Vino a cobrarse un origen que no fue elegido.
La criatura se agachó. tomó tierra, la frotó contra su cuerpo y los símbolos de Asha aparecieron sobre su piel, pero al revés, como si en vez de contener… invocaran.
—Va a convocar a otros —susurró Nerya—. Otros que nacen de lo que no supi