Capítulo 35

Ninguno pudo retomar la conversación; la abuela les sacó un montón de fotos a todos, incluyendo una de ellos dos solos, en la que insistía a Hugo que la besara. Pero Iris seguía con la mente en otra parte. Luego salieron sus tías con el pastel de la abuela Maeve, y todos empezaron a cantarle feliz cumpleaños.

No supo en qué momento alguien tiró de su brazo; por la multitud no podía ver quién había sido. Al alejarse, la vio. Después de tantos meses, se reencontraba con Cici, su hermana pequeña. Era idéntica a ella, con la excepción de que Cici era mucho más extrovertida. Tenía las mejillas muy rojas y estaba completamente sudada. Iris la inspeccionó y, al darse cuenta, su hermana le dio un abrazo.

—Te he extrañado tanto, Lulú —susurró, acariciándole el rostro con una ternura.

Pero la invadió un olor alcohol. Iris se apartó abruptamente de su hermana menor.

—¿Haz estado bebiendo? ¿Y dónde estabas? —lanzó Iris, como si fuera una mamá oso. De repente empezaba a entender a sus padres.

—Sol
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