Capítulo 68

—¿Estás… protegiéndome? —preguntó Serethia, desconcertada, mientras la calidez —ya conocida— se instalaba en su pecho.

Alec estuvo en silencio unos segundos, como si evaluara si debía responder. Al final, solo desvió la mirada y se impulsó con un leve movimiento, irguiéndose. Después, estiró la mano, tomando la de ella y, esta vez, sonrió de forma sincera.

—No tiene importancia mientras no te encuentres con ella —dijo, intentando hacerla olvidar todas las preguntas que sabía quería hacer, pero que él no estaba dispuesto a responder, al menos no en ese momento.

Serethia, aunque sospechaba lo que estaba haciendo, no quedó conforme con su respuesta, por lo que volvió hablar antes de que ella pudiera exteriorizar algo.

—No preguntes más, confía en mí… por favor —pidió, en un tono que, por primera vez, rozaba el ruego.

Le acarició la mano de forma leve, con un gesto casi fantasmal, volviendo a rogar, pero esta vez en silencio. Cuando ella asintió, se giró sin agregar algo más, y salió de l
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