Gran parte de mi vida estuve pensando que había nacido solo para ser infeliz; obligado a convivir con humanos, liberando a Near, mi lobo, solo en luna llena, castigado por mi padre si me atrevía a mostrar quien era, hasta que un día todo cambió… Y no solo supe que estaba destinado a algo sin precedentes, sino que aquella que sería la otra parte de mí, mi compañera, era nada más y nada menos que la bruja elegida para aquella profecía. La mujer por la cual daría todo, incluso mi propia alma.
Leer másLeander.
Tomo un libro de la sección fantasía, hago la compra y lo guardo en mi maletín. Hoy hay un intercambio de regalo por el día de San Valentín, y mi amigo secreto me ha pedido esto como regalo. Luego pido un uber que me lleve directo al trabajo, y ya en el auto, desvío mi vista en las calles, viendo a todas estas personas, y vuelvo a preguntarme como cada día, ¿alguno de ellos será como yo?
No hay forma de que pueda identificar a otro de mi especie si aparenta bien ser un simple humano, como lo aparento yo, mi padre, e incluso mí hermano. Pero desde que tengo uso de razón, mi lobo Near y yo hemos querido saber qué se siente tener una vida plena siendo nosotros mismos.
Lo único que sé, es que mi familia, los Cox, hemos sido desterrados de la comunidad en donde otros hombres lobos habitan con sus cachorros y sus compañeras. Como no tenemos el privilegio de compartir con ellos, siempre que hay luna llena, voy con mi hermano al bosque más lejano, con la esperanza de encontrar a otros como nosotros, renegados; pero no hemos encontrado a ninguno.
Tal parece que los únicos hombres lobo prisioneros del sistema humano, somos nosotros tres. Aunque el que realmente sufre más, soy yo, al tener el deseo de ser libre.
Entro finalmente a la empresa de Bienes Raíces y las miradas en la sala de la primera planta se fijan en mí, como siempre.
—Buenos días, Kath, Devora, Kristin, y…
Mi sonrisa se congela y desaparece gradualmente al querer nombrar a Annie, porque un olor diferente está presente en la sala.
Mi corazón se acelera. Siento a Near agitado en mi interior, y solo puedo intentar encontrar la fuente de ese olor; miel, y algo cítrico que no sé descifrar muy bien. Me marea los sentidos unos segundos que se hacen interminables. Y no encuentro la fuente.
—Annie, cariño, ¿cómo es que puedes olvidar mi nombre?
Reacciono ante la mujer morena, y mi sonrisa vuelve. Así que solo asiento, un poco perdido, y voy directo al ascensor para subir.
—¿Qué se supone que fue eso? —cuestiono a Near, confundido.
—No lo sé, Leander. Quiero volver a oler eso, necesitamos encontrar la fuente —responde por nuestra conexión.
Suspiro.
—Olvídalo, tenemos trabajo que hacer.
Y antes de que mi lobo pueda responder, lo envío al fondo de mi mente, bloqueándolo. Esto no funciona todo el tiempo, porque cuando Near quiere algo, se arrastra hasta sacarme un gruñido en medio de muchas personas, intentando salir a la luz; pero controlarlo se ha vuelto mi especialidad, por obligación.
—Hasta que por fin llegas —dice mi jefe con el rostro hastiado de siempre cuando entro a su oficina—. Dime que hiciste el informe.
—Lo hice —respondo entregándole las cosas en mi maletín—. También traje tu discurso para la reunión y envié las gráficas a tu correo.
—Joder, Leander, ¿cuántas veces debo decirte que no reviso mi jodido correo? Para eso eres mi asistente.
Aprieto los puños, respirando profundo. A veces me pregunto por qué sigo trabajando como subordinado de un tipo que solo tiene dinero gracias a sus padres, que solo piensa en follar y, permanece en pie por sus aliados, y por mí.
—Solo lo envié en busca de su aprobación, señor.
Mi jefe ve mi maletín abierto sobre el escritorio.
—¿Te gusta leer libros de fantasía?
Cierro el maletín y salgo de la oficina para ir a mi pequeño cubículo sin siquiera responderle. Ni siquiera es capaz de concentrarse en una maldita cosa.
Mi día de trabajo transcurre como siempre, llevando contratos a mi jefe, haciendo informes, agendando citas, buscando su jodido café, hasta que llega la hora del intercambio. Nuestro jefe se va sin despedirse como siempre, y el personal y yo nos quedamos para la pequeña reunión. La mayoría de las empleadas son mujeres, a excepción del portero, algunos chicos del cafetín, y yo.
—¡Que empiece el intercambio! —grita Kath—. A mí me tocó… —Deja suspenso—. ¡Joaquín!
El portero se alegra por su regalo, el cual parece que es el que él sugirió en la lista. Los minutos pasan con todos los demás intercambiado sus regalos, pero frunzo el ceño al ver a Devora con obsequio.
—Ahm… Bueno, va a parecer extraño pero eh… ¿”D”? ¿No eres tú, Devora? —le pregunto. La rubia niega con la cabeza—. ¿Alguien pidió un libro de fantasía?
Todos enfocan su atención en mí, pero ninguno me confirma.
—Qué extraño —me dice Near de la nada, y casi brinco del susto porque aunque le había quitado el bloqueo, este no se había reportado en el resto del día—. ¿Nos hicieron una broma? ¿Por qué? Les caemos bien a todos.
—Bien, esto no es gracioso —digo a todos, sonriendo, en medio de la sala—. ¿Alguien falta por regalo? —Cuando todos niegan, me doy cuenta de que… A mí tampoco me han dado un regalo—. ¿Y mi regalo?
Los murmullos llegan, me dan miradas de pena. Y me siento pesado. Me llevo bien con los humanos, pero son tan impredecible a veces. No sé quién podría haberme hecho esto.
—Lo sentimos, Leander. La verdad es que… No sabemos qué ocurrió —expresa Devora.
Todo el personal de inmediato se lamenta porque, de no ser porque tienen otros compromisos, me llevarían a algún lugar como recompensa. Les hago saber que todo está bien, pero incluso Near se siente triste, no por no recibir nuestro regalo, sino que por la jugarreta de algún idiota.
Salgo de la empresa, y exhalo por la nariz, viendo de un lado a otro porque, desde hace unos días, siento que algo me observa. Tomo asiento en una banqueta de la calle mientras espero el uber, pero de repente, siento algo ligero posarse a mi lado, erizando mi piel.
Levanto la mirada para encontrarme con los ojos verdes más preciosos que he visto en mi vida, y tengo que comenzar a controlar a Near con todas mis fuerzas cuando la mujer desconocida me da una sonrisa amplia, señalando el libro en mis manos.
—¿Asesino de brujas?
Jadeo a mis adentros por el tono angelical de su voz, entre una niña y una mujer. Con las mejillas un poco rosadas por el frío, el cabello castaño claro corto casi rozando sus hombros, cejas pobladas y esos ojos verdes que juro que brillan mientras me observan, como si pudiese tocar incluso a un desesperado Near por revelarse.
—Ahm… Era un regalo —confieso, y coloco de inmediato mi mano frente a ella—. Leander Cox.
La mujer hermosa toma mi mano con una risita, y de inmediato cierro los ojos porque sé que Near puede reflejarse por este sencillo toque. Nos marea, acelera nuestro corazón.
—¿Era un regalo? Qué extraño… —Ella sonríe, sacando de su bolsa de cuero un reloj negro de bolsillo que me deja con la boca semiabierta—. Creo que mis compañeros me jugaron una broma el día de hoy. Debía regalar esto pero… por alguna razón, nadie pidió un reloj de bolsillo… Es anticuado, ¿quién lo querría?
—Leander necesito que me dejes salir —me ruega Near.
—¿Estás loco? Vamos a matarla de un susto —le respondo por nuestra conexión.
—¿Está todo bien? —cuestiona la mujer, pero de repente, un auto blanco toca corneta.
—¡Dania! ¿Qué haces allí? ¡Se nos hace tarde! —le dicen unas chicas.
Me siento desesperado con la idea de que se vaya. No entiendo qué sucede.
—¿Ya te vas?
—Sí, eh… —Aparta un mechón de su cabello por detrás de su oreja, y puedo notar una pequeña marca de nacimiento cerca del lóbulo—. ¿Quieres venir? Digo, si no tienes novia o…
—No tengo compañera —respondo de inmediato.
Ella no deja de verme, con esa sonrisa que comienza a desarmarme lentamente, agitando hasta lo más profundo.
—Bien, entonces estás invitado al club de solteros que irán a festejar San Valentín.
Cuando ella se levanta, y grita algo a sus amigas, vuelve la atención a mí y me extiende la mano, invitándome a caer en su enigma.
—No voy a poder controlarme si pasamos más tiempo con ella, Leander —gruñe Near, pero no lo comprendo.
—¿Pero qué te sucede? ¿Acaso no crees que es hermosa?
—Es la mujer más hermosa que he visto en toda nuestra vida —expresa, y puedo sentir el problema—. Pero no creo que quieras romper nuestra promesa.
Entonces mis ojos se clavan en los verdes esmeralda de la mujer llamada Dania, y con un nudo indescriptible en mi garganta, hablo.
—Espero que te vaya bien esta noche, Dania. Yo tengo que irme a casa.
La mujer se sorprende por mis palabras. Y siento mucho dolor mientras Near aulla triste en mi mente al ver su rostro hermoso decepcionado.
—Bien… —Se alza de hombros, recuperándose—. Fue un placer conocerte, Leander… —Sacude la mano mientras se aleja, y siento que con ella algo de mí se va—. ¡Lee el libro! —grita desde la distancia—. ¡Es lo que yo pedí de regalo para el intercambio!
Mi corazón se detiene, Near parece congelado, pero por más que intentamos entender lo que sucede, no lo hacemos; porque yo pedí un reloj de bolsillo como regalo en la empresa, y porque cuando comienzo a correr para detener el auto blanco, este desaparece como por arte de magia.
—La dejamos ir —se lamenta Near.
Pero ni siquiera puedo responderle porque, aunque sea un misterio lo del intercambio, Near y yo nos hemos hecho una promesa importante; y esa promesa es no mantener relaciones íntimas con otra mujer que no sea nuestra compañera.
Aunque Near está tan loco como yo por hacer nuestra a esa extraña humana.
Dania.No me sorprende demasiado lo que la mujer me dice. Quizás sea vidente.—Eso tiene sentido para mí —expreso—. ¿Quieres decir que tu abuela murió?Ella asiente, conteniendo sus lágrimas.—Sí, hace como siete años… —responde, por lo que tomo su mano por encima de la mesa y expreso mi pésame—. Es increíble tu hechizo, si tus ojos no fueran tan claros y la conexión entre todos no fuera tan fuerte no habría podido sospecharlo.La mano de Leander toca mi hombro y suspiro.—¿Cómo te llamas? ¿Eres la única con don después de tu abuela?—Mi nombre es Ginevra y sí, soy la única. Por eso la abuela me confió todo a mí —responde y luego parece llenarse de fuerzas, porque respira y extiende mi palma en segundos—. Dania… Qué bonito nombre… Lamento la muerte de tus padres…Su ráfaga de evidencias me da escalofríos. Definitivamente es vidente, como Deseret a la cual no pudimos conocer.—Gracias… —respondo, pero mis nervios llegan cuando al trazar una línea en mi mano, su rostro se arruga. Leande
Gabriel Cox.Antes de que se cumplan las 24 horas del hechizo, Dania vuelve a realizarlo para extenderlo. Y aunque para terceros lucimos como otras personas, quise prevenir ir a las calles en horas solitarias, así que esperamos el mediodía para mezclarnos entre la gente.Mi hijo Adriel en su cuerpo de mujer me sigue al lado mientras Dania y Leander van detrás, tomados de la mano. Como le dije a mis hijos anoche, en uno de mis viajes financiados por mi padre para conocer el mundo, y tal vez así encontrar la bruja elegida aunque yo no quería buscarla, estando en Atlanta conocí a una mujer mayor, de al menos sesenta años.Llegué a Carmen con la seguridad de mi padre de que era una bruja poderosa. Estaba decidido a que, si ella no ayudaba, terminaría por desaparecer de la vida de mi padre para que así no me obligara a cumplir “con mi deber”.Pero algo ocurrió… Cuando entré a su pequeña habitación llena de inciensos y velas, me senté frente a la mujer, pude verla a los ojos y darme cuenta
Mazmorras del Este (Zoryak)Alfa Alan Maxwell.—Antes no pude probar tu inocencia, pero si lo intento de nuevo, ¿estarías dispuesto a ayudarme?El licántropo en sus ojos se deja mostrar más. Y Aslan me dice que si lo dejamos salir buscará la forma de matar a su hijo Cameron y a Calixto por haberle armado una trampa.—¿Y por qué un Alfa como tú necesitaría mi ayuda?Dejo que el silencio se espese. Y ya que ahora tengo mucho más poder en Zoryak puedo comunicarme por enlace con él.—Quiero prevenir que Alfa Calixto y Alfa Oziel me derroquen.La risa ronca, cansada pero oscura de Ignat, hace a los prisioneros agitarse un poco.Él se comunica de vuelta por el enlace conmigo.—Sácame de aquí y te probaré mi lealtad.Asiento, y cuando salgo de las mazmorras, Saúl que está recostado de la SUV, suspira.—Jamás se me hubiese ocurrido este comodín.Y yo solo contengo mi sonrisa. Porque con ex Beta Ignat a mi lado, tendré más que ventaja.Ignat Rod, de linaje Beta puro, solía ser el Beta del padr
Territorio de la manada Golden Crescent.Alfa Alan Maxwell.—Ya los Guerreros están preparados para atacar, Alan —me avisa Raphael.Lo miro y ruedo los ojos, con un gigante dolor de cabeza. Aslan no deja de dar vueltas en mi cabeza porque jamás imaginamos enfrentarnos a algo así, pero sabemos que debemos ser más astutos que ellos.—No podemos hacer eso ahora, Raphael —le repito por décima vez—. Henry me acaba de decir que se mantendrá en alerta pero hasta no descubrir qué demonios están planeando no podemos actuar.—Pero podemos sacar a Calixto del camino —insiste Raphael—. Alan, tu hija tiene pruebas suficientes.—¡Tiene testigos! No evidencias… —espeto.Raphael sale de la oficina tirando la puerta. Y aunque podría tomarlo como una falta de respeto, lo dejo pasar porque sé que se siente de manos atadas y no soportaría no prevenir que me pase algo malo.—Llamaré a algunos Alfas de confianza para que se reúnan aquí mañana, le comentaremos lo que sucede, así aseguraremos tener testigos y
Territorio de la manada Silver Lake.Alfa Oziel.Mi pequeña Abbie quien juega con su hermano y primo le tira el balón en la cabeza a mi sobrino menor y agradezco que este no tenga en edad de transformarse, porque su temperamento es realmente fuerte; sin embargo, Abbie es tan dulce que con darle un beso en su frente, este vuelve a sonreír para seguir jugando con ella.—¿Y qué tienes planeado para el cumpleaños siete de Abbie, hijo? —cuestiona mi madre.En ese momento mi hermana se acerca a la mesa del patio con galletas para los cachorros y le sonrío, feliz de verla más recuperada. Mudarse a nuestra manada de nuevo después de la muerte de Cesar, le ha hecho bien.Suspiro cuando Abbie me da una mirada dulce, y le guiño un ojo haciendo que sus mejillas se enrojezcan.—No lo sé, haré lo que ella desee —respondo.—Sigue encaprichándola, papá —responde mi hijo, Benjamín, de diecisiete años.—Benjamín, entiéndelo, es la única cachorra de papá, tiene todas las de ganar —agrega mi otro hijo, D
Territorio de la manada Diamond Moon.Alfa Calixto.Despierto en medio de mujeres de la manada Piece Sky, viles zorras que me complacen en lo que quiera con tal de darles algún beneficio. Me remuevo entre dos cachorras gemelas que cumplieron la mayoría de edad hace una semana, y que les he dado el honor de ser tomadas por primera vez por un Alfa de verdad.Ambas rubias de ojos verdes despiertan antes de que pueda salir de la cama, y me toman por un brazo acariciando a la vez.—Alfa Calixto —casi gime una. La forma en que realmente me ven, como si fuera un Dios, es lo que siempre he querido, aunque disfruto mucho más cuando hay miedo y tomo control—. Nos preguntábamos si… Existe la posibilidad de mudarnos a tu manada…Las miro, divertido. Ellas realmente creen que estar conmigo una sola vez es suficiente para que considere trasladarlas.—Alfa, estaríamos de tu lado siempre, dispuestas a hacer lo que desees —dice la otra.Las otras tres mujeres en la cama se remueven.—Tomen sus cosas y
Último capítulo