53• Lugar seguro.
Cuando intenté girarme hacia la entrada, Dean me detuvo con un leve empuje en el hombro, impidiéndome asomarme y arriesgar que aquellos hombres me vieran. En cambio, alzó la mirada hacia el dueño, buscándolo con urgencia silenciosa.
—Señor, ¿hay alguna salida rápida que no sea por la puerta principal? —preguntó en voz baja, firme, sin perder el control.
El hombre asintió apenas y, con un gesto discreto, nos señaló una puerta oculta detrás de una cortina, en el rincón menos visible de la tienda. Dean me guió con suavidad, manteniéndome cerca mientras avanzábamos con pasos rápidos y controlados.
Al salir por aquella puerta trasera, el aire fresco me golpeó el rostro y un respiro profundo me llenó los pulmones. La tensión seguía allí, suspendida como un manto invisible que nos envolvía, pero la presencia firme de Dean a mi lado lograba mantener mis nervios a raya.
Cuando nos detuvimos, Dean le entregó los billetes al hombre; él los contó con rapidez y luego volvió a mirarnos.
—Señor, su