La reunión era un borrón de voces y cifras para Eric. Mientras hablaba del proyecto de construcción, su mente viajaba una y otra vez hacia la mujer que lo esperaba en su oficina. Se estaba volviendo loco. El impulso de terminar la reunión lo invadió, y fue lo que hizo.
—Hemos terminado. ¿Alguna pregunta? —dijo a los presentes, que lo miraban extrañados por su distracción. Al ver que nadie tenía nada que preguntar, dio por finalizada la junta.
Salió a toda prisa, con Daniela, su secretaria, pisándole los talones. —Señor, ¿necesita algo? —preguntó ella. Eric detuvo su apresurado paso y se giró.
—De hecho, sí, Daniela. Por favor, pide comida. Algo delicioso para dos —dijo, la imagen de Bianca ocupando sus pensamientos.
Daniela no necesitó más. Sabía que su jefe estaba pensando en la mujer en su oficina.
—Está bien, señor. Solo dígame qué quiere que compre.
Eric se quedó pensativo por un momento.
—¿Sabes qué? Algo exquisito estaría bien. Sorpréndeme —contestó.
Ella asintió y se fue.
Eri