Dorian
Observo la maleta repleta de gemas, algunas piezas bañadas en diamantes tan perfectos que parecen irreales. No pensé que todo esto se me complicaría de esta manera. Por otro lado, ayer note que detrás de ese tal Damiano había alguien más moviendo los hilos… y no me equivoqué: Drak. Lo que aún no entiendo es por qué ese malnacido no me da la cara. Cobarde. No voy a permitir que se salga con la suya. Tarde o temprano, me las va a pagar.
El sonido del teléfono rompe el silencio. Contesto de inmediato.
—Señor… al parecer han sacado a la señora Vanessa, pero por otra calle, no por la que estábamos vigilando.
Aprieto la mandíbula con rabia.
—¿Qué mierda me estás diciendo? ¿Y viste hacia dónde se la llevaron?
El idiota titubea.
—Lo lamento, señor, pero no pudimos ver exactamente. Queríamos seguirles el paso, pero ellos también fueron astutos. Sacaron un auto de este lado y pensamos que era ella… pero no fue así.
El coraje me hierve en las venas.
—¡Inútiles! ¿Cómo carajos dejaron que e