Dorian
Miro la hora en el reloj de mi muñeca. Gregorio ya se ha tardado demasiado, y eso empieza a inquietarme. No podemos permitirnos llegar tarde al encuentro con el clan Nitro. Su líder, Drag Lordi, es tan exigente como impredecible. Retrasarnos con su mercancía sería una provocación... y desafiarlo sería casi una sentencia de muerte.
Vanessa se frota los brazos, tiritando a pesar de la chaqueta que lleva puesta. Sin decir nada, me quito la mía y se la coloco sobre los hombros. Luego le soplo sus manos para quitarme el entumecimiento del frío.
—¿Por qué demonios hace tanto frío? — Cuestiona mientras observa con impaciencia a su alrededor.
Nos encontrábamos en una zona desolada, al borde de la carretera, justo donde tengo una de mis tantas bodegas clandestinas.
—Quizás está empezando a nevar en el oeste. No te preocupes, Gregorio no tardará en llegar. Solo fue a recoger unos... materiales.
—¿Y por qué no vamos mejor a buscar una cafetería o algo caliente? Me voy a congelar. No tiene