La guerra entre humanos y vampiros está llegando a su fin, dando como vencedores a estos últimos. Con el Rey Kyllian, los vampiros no piensan negociar ninguna tregua con los humanos y buscan someterlos a toda costa. Sin embargo los Dioses no están de acuerdo con eso. Y es así como una compañera humana cambiará la vida del Rey Vampiro, aunque no lo quiera, convirtiéndose en su absoluta debilidad.
Ler mais----Rey Vampiro Kyllian-----
Recuerdo la última gota de sangre real que nos hizo dueños de todo, tan insípida y amarga, como la muerte de los que más amaba.No fue lo que esperaba, sé que mi padre no hubiese estado orgulloso de lo que hice, sus palabras siguen allí como pequeñas puntadas que me sacan el orgullo de haber logrado vencer en esta gran guerra. "Las especies deben convivir en equilibrio, la guerra solo nos regalará masacre y muertos ,es un capricho de los poderosos"Pero yo sabía que no había sido así, consentía que ellos habían atacado primero, nuestras caza se tornó insoportable, la población de vampiros descendió ampliamente y no pudimos permitirlo.El cielo amaneció despejado ,no había nubes, ni lluvia, ni viento. Solo una calma solemne, casi respetuosa, como si la tierra misma supiera que ese día marcaría el inicio de una nueva era. Las campanas de la Torre Central repicaban con lentitud y firmeza, acompañando el murmullo contenido de miles de voces que llenaban la plaza frente al Castillo Real. Azrael ajustó su capa negra bordada con hilos de plata frente al espejo. La tela pesada caía con elegancia desde sus hombros anchos, heredados de su padre, pero sus ojos claros y expresivos, aún con firmeza, pertenecían sin duda a Gema. Una mezcla perfecta. Justicia y fuego. Disciplina y compasión. —¿Estás listo, mi Rey? —preguntó una voz al otro lado de la puerta. Era Cassian, su asesor y viejo amigo de la infancia. Azrael asintió en silencio, luego respiró hondo. No temía al trono, pero sí comprendía el peso que caería sobre sus hombros desde ese momento. Ya no sería solo un príncipe educado en diplomacia y estrategia. Ahora serí
La sala de partos del castillo se había transformado en un campo de batalla silencioso. Gema, exhausta y con la piel perlada de sudor, luchaba contra un dolor agudo y persistente que se intensificaba con cada contracción. Sus manos temblaban, aferradas a las sábanas mientras el mundo parecía reducirse a aquel único instante en que la vida pendía de un hilo. Kyllian estaba a su lado, firme como un faro en medio de la tormenta. Sus ojos, usualmente tan fríos y dominantes, reflejaban una preocupación profunda que nadie más había visto. Sujetaba la mano de Gema con tal fuerza que parecía intentar traspasar su propia inmortalidad para darle fuerzas a ella. Las comadronas se movían con agilidad, intercambiando miradas tensas. Sabían que aquel parto no sería sencillo. La criatura que crecía dentro de Gema no era un bebé común. Las señales estaban en la fuerza del trabajo, en la manera en que el cuerpo de Gema parecía resistirse, como si el mismo universo conspirara para hacer que el nacim
Gema despertó sobresaltada, el corazón golpeando en su pecho como si hubiese peleado en sueños. Algo la empujaba a levantarse, un susurro interno que la impulsaba con urgencia: búscalo. Ahora.Se cubrió con su bata de terciopelo rojo oscuro, una mano instintivamente sobre el vientre abultado, y caminó descalza por los pasillos del castillo. El eco de sus pasos se fundía con el silencio denso, cargado de presagios. Un escalofrío le recorrió la espalda. No sabía lo que iba a encontrar, pero lo sentía: algo estaba mal.Cuando llegó al despacho de su esposo, encontró la puerta entreabierta. Se detuvo, el corazón suspendido, la respiración contenida.—Mi rey… —susurraba una voz femenina desde el interior—. ¿Por qué sigues con ella? Yo puedo darte lo que tanto buscas. Un heredero fuerte, perfecto. Gema es débil… está rota…Era Marina. La empleada humana se encontraba arrodillada frente al escritorio de Kyllian. Su vestido había caído hasta la cintura, dejando su torso desnudo, vulnerable, o
Capítulo 78Kyllian apenas cerró la puerta de la habitación cuando una sombra se deslizó tras él por el pasillo. No la vio. No la oyó. Pero ella estaba allí. Observando. Esperando. Lo seguiría hasta la tumba, si hacía falta.Mientras tanto, en las profundidades del castillo, los guardias cumplían la orden del rey. Cargaban el cuerpo de Alaric dentro de una caja de madera forrada con cadenas oxidadas y símbolos arcanos grabados a fuego. Nadie decía nada, pero todos sentían lo mismo: el aire estaba cargado, más helado que de costumbre, como si algo invisible les rozara la nuca.La marcha hacia la cripta era silenciosa, casi solemne. Cada paso parecía más lento, como si el peso del cadáver se duplicara con cada escalón descendido. Las antorchas parpadeaban inquietas y una humedad densa comenzaba a trepar por las paredes, como si el mismo castillo supiera lo que estaba a punto de ocurrir.Cuando llegaron, una figura femenina los esperaba en la entrada. Era la empleada que había acompañado
77La luna bailaba en el silencio de una noche que prometía algo más que simples susurros entre los árboles.Al rey le pesaba una verdad, una que no quería confiarle a su querida esposa por el simple hecho de ponerla en peligro."Ni siquiera fue amable con ella", admitió para sí mismo el frío vampiro, cuya sangre volvía a hervir cuando recordaba a aquel sujeto que había amenazado al amor de su vida, a la madre de su heredero.El castillo parecía distante y la neblina le daba ese toque de todo lugar maldito. Y es que no sería una noche fácil, porque los planes del rey de ocultar el cuerpo de Alaric no saldrían a la perfección.Los guardias del rey caminaban codo a codo. El destino sería la cripta en donde se mantendría el cuerpo hasta que la reina pudiera recibir la noticia.Para Kyllian no era una prioridad decirle a Gema que ese sujeto tan detestable había partido de este mundo. Después de todo, era un alma absolutamente consumida por el rencor y la codicia. “Un enemigo menos para mi
Todo parecía tranquilo esa mañana, Gema peinaba su cabello con una tranquilidad nunca antes vista, y en ese momento tan solo eso importaba,concentrar sus esfuerzas en sentirse bien.Su instinto la orientaba a algo más que a su propia supervivencia, su bebé debía nacer en las mejores condiciones y si de ella dependía la cuestión ,haría sus deberes al pie de la letra.—Pequeño, te amo más que a mí vida misma...— susurro a su barriga abultada —... sé que volverás loco a tu padre...y no puedo negar que se lo merece—dijo con una sonrisa de oreja a oreja.Acto seguido acarició su estómago y volvió a la cama casi desconsolada , y es que el reposo que le exigían sería lo más difícil para la Reina, un desafío que por su pequeño afrontaria dando lo mejor de si.Aunque su tristeza por no haber visto al Rey retirarse la hacia llenarse de ansiedad.—Tu padre es un verdadero descarado, mira que dejarme sin despedirse, estoy tan aburrida ...—mientras terminaba la frase la puerta se abrió suavemente,
Último capítulo