Oriana Gambino a su corta edad tuvo que asumir el puesto de su difunto esposo Vito Gambino, un mafioso que controlaba el Sur de Italia, pero para ello se convirtió en una mujer despiadada, cruel y de corazón de acero, donde el amor era un lujo que no podía permitirse si quería ganarse el respeto de sus adversarios. Ahora es llamada la Baronesa de la mafia, temida por muchos y amada por otros. Sin embargo, tras un evento catastrófico su imperio tambalea dejándola contra la pared y teniendo que elegir entre desposarse con un magnate ruso Drago Adler Ivanov o con el hijo de su rival, Carlo Costello, ¿Quién gobernará a su lado? ¿Quién podrá conquistar el corazón de piedra de Oriana? Descúbrelo en la Baronesa de la Mafia.
Leer másPalermoAdlerDicen que el hombre tiene la capacidad de reinventarse, de levantarse de las cenizas y dejar atrás ese pasado doloroso. Que puede renacer, sí, pero no lo hace solo. Necesita una chispa. Una mano extendida. Una voz que no tema tocar sus heridas. Un abrazo que no exija explicaciones. Y esa persona, esa capaz de mirarte a los ojos y decir “estoy aquí” cuando todo se derrumba… esa no se encuentra todos los días.Y si la encuentras, si tienes la dicha de cruzarla en tu camino… entonces sujétala con fuerza, con gratitud. Porque no todos tienen la suerte —ni el valor— de apostar por una locura llamada amor. Yo sí la encontré.Hace años, en medio de mis ruinas internas, apareció ella: Oriana, mi compañera, mi tormenta y mi calma, mi sol en los días nublados y el faro en mis noches más oscuras. Y me sostuvo. No solo con sus palabras, sino con su manera de mirarme sin miedo, con sus silencios que sabían decir más que mil discursos, con su ternura feroz, con su amor que me reconstr
Un tiempo despuésPalermoOrianaDicen que las nuevas vidas traen consigo tiempos de cambio, de bonanza, de felicidad... Y en parte es verdad. La llegada de un hijo no solo transforma una casa, transforma el alma. Lo remueve todo, desde las certezas hasta los miedos más escondidos. Pone el mundo patas arriba, sí… pero lo hace con dulzura, como una tormenta que, en lugar de destruir, construye nuevos paisajes.Porque no se trata solo de traer una vida al mundo, se trata de convertirse en alguien nuevo también. De aceptar que ya no se camina por uno mismo, que hay una pequeña existencia que dependerá de nosotros incluso antes de aprender a respirar con fuerza. Y en ese proceso, uno se reinventa. Aprendemos a amar con un instinto que no sabíamos que teníamos, a proteger con una fiereza que nace desde lo más hondo.No hay manuales. No hay fórmulas perfectas. Solo hay amor… y miedo… y la promesa silenciosa de hacer lo mejor posible, aun cuando no sepamos exactamente cómo. Ser madre no es u
Unos meses despuésPalermoAdlerUna de las etapas más hermosas del matrimonio es, sin duda, la luna de miel. Más allá de la intimidad, de los besos robados en cualquier rincón y las caricias que no necesitan excusa, la verdadera esencia está en saberse solo dos almas, sin más testigos que el cielo y el tiempo que comparten. Es en esos días donde la vida se vuelve un murmullo suave, donde cada risa, cada suspiro, construye un puente invisible entre dos mundos que han decidido fundirse en uno.Porque después vendrá la rutina, inevitable como la marea: los compromisos, las responsabilidades, las ocupaciones que empujan, reclaman, desgastan. Y más tarde, cuando lleguen los hijos, el amor aprenderá a estirarse, a multiplicarse, a encontrar nuevas formas de existir.Pero en la luna de miel —en ese paréntesis que parece flotar fuera del tiempo— sembramos las raíces de algo más grande que nosotros mismos. Consolidamos la complicidad, reforzamos la ternura, y aprendemos a mirarnos no solo con
El mismo día San Petersburgo Oriana Dicen que uno puede enamorarse más veces de las que imagina, pero que solo el amor verdadero se queda. Ese amor no llega con delicadeza, llega como un vendaval, a revolverlo todo, a sacudirnos hasta lo más profundo, a arrancarnos del refugio donde nos creímos seguros. Llega con la fuerza de quien no pide permiso, sujetando el alma con una intensidad que asusta, que hace tiritar el corazón a mil por hora, que derriba la lógica y nos entrega, sin defensa, a la locura más dulce. Aceptarlo no es fácil. No porque no sea real, sino porque nunca hemos vivido algo tan inmenso, tan mágico, tan capaz de romper cada muro que creíamos indestructible. Ese amor que, con una sola mirada, con un solo gesto, nos dice sin palabras: es él, el hombre que esperaste sin saberlo. En lo personal, alguna vez creí que jamás volvería a enamorarme. Que el corazón que un día fue mío, lo había enterrado junto a Vito, entre disparos y despedidas que nunca supe decir. El dolor
Unos días despuésSan Petersburgo, Catedral de San IsaacAdlerAlgunos dicen que regresar de la muerte es un milagro. Tal vez lo sea. Pero después de estar ahí, en ese umbral frío y oscuro donde nada te pertenece, donde no tienes más que el eco de tus propios errores, entendí que el verdadero milagro no es abrir los ojos otra vez. No. El verdadero milagro es volver a los brazos de quien amas.Eso le da sentido a todo el dolor, a cada cicatriz, a cada segundo de agonía. No es simplemente sobrevivir… es querer vivir. Vivir de verdad. Con hambre. Con sed de esos momentos que antes dejabas pasar como si fueran eternos. Ahora cada palabra, cada mirada, cada gesto, pesa distinto. Se graba en la piel, en el alma, como un tatuaje invisible.Empiezas a escuchar las voces con más atención, a leer los silencios, a sostener las miradas un segundo más largo. Descubres lo valioso de una mano que te roza sin querer, de una risa compartida, de un abrazo que no necesita razones. Aprendes que el tiempo
Casi un mes despuésPalermo, SiciliaOriana Alguien dijo una vez: “la vida son momentos, pruebas, desafíos que te pueden quebrar o hacerte más fuerte, pero está en ti lograrlo”. No es una frase hueca, porque la vida no te avisa, no te prepara, no hay instrucciones. Empiezas el viaje con una maleta llena de ilusiones y esperanzas, y sin darte cuenta, vas sumando golpes, pérdidas, decisiones difíciles.A veces crees que puedes con todo. Otras… solo quieres rendirte, pero a pesar de ello aparece alguien …alguien que toca tu alma, alguien que te sujeta la mano con fuerza, alguien que sea vuelto indispensable en tu vida, y ya no hay vuelta atrás. Lo único que queda es confiar.Porque la vida, pese a todo, tiene su encanto. Porque el amor, ese amor verdadero, es una apuesta a la felicidad. Y quien pretende vivir sin él… solo sobrevive. Se convierte en una sombra. En un eco vacío.En lo personal, quise rendirme muchas veces, quise tirar la toalla. Pero aprendí a esconder el miedo detrás de
El mismo díaPalermo, SiciliaAdlerPara muchos, el matrimonio es una sentencia disfrazada de ceremonia; una cadena dorada que brilla bajo las luces, pero aprieta el alma con los años. Una condena pactada por costumbre, por miedo a la soledad, o por cumplir con un guion que ni siquiera escribieron. Otros lo viven como un contrato silencioso: yo te doy esto, tú me das aquello; una sociedad de mutuos beneficios donde el amor es apenas una cláusula opcional. Y luego están los que lo creen un acto sagrado, un salto de fe donde el amor venció al miedo y el alma encontró su reflejo en otra. Esos… son los afortunados.Ellos encontraron a quien los eleva con una sola mirada, a quien hace latir el corazón como si fuera la primera vez, a quien basta con un roce para calmar las tormentas y una palabra sincera para silenciar los ruidos del mundo. No es suerte. Es amor correspondido. Es decisión. Es entrega.Porque al final, lo verdaderamente hermoso no es casarse. Lo hermoso es hacerlo enamorado.
El mismo díaPalermo, SiciliaOrianaHay diferentes tipos de dolores, lo sabemos. El del desamor te parte en silencio, te deja vacía, rota por dentro. El de la ausencia es un eco que se arrastra, que duele lento, como una sombra que no se despega del alma. El de la incertidumbre te roba el sueño, te deja con mil preguntas clavadas en la garganta… Pero hay uno que los supera a todos.El miedo a perder a tu hijo. Ese no solo te hiere: te destruye. Te arranca el aliento, te paraliza, te hace sentir como si el mundo estuviera a punto de colapsar sobre ti. Es una angustia que no cabe en el cuerpo, que te oprime el pecho como si un monstruo se hubiese instalado ahí dentro y no te dejara respirar. No hay consuelo. Ninguna palabra basta. Ningún abrazo cura. Ni siquiera las promesas de que “todo estará bien” logran calmarte, porque en ese momento no puedes creerle a nadie.Solo hay una imagen capaz de devolverte el alma al cuerpo: ver a tu hijo a salvo. Sentirlo entre tus brazos. Escuchar su l
El mismo díaEn algún lugar de PalermoCarloDicen que en la guerra y en el amor todo se vale para obtener lo que deseamos, pero yo añadiría algo más: se necesita agallas, motivación y un plan osado. No basta con resistir, ni con demostrar que aún respiras después del golpe. No. Se trata de devolver cada humillación con precisión quirúrgica, de hacer que cada burla se convierta en una herida abierta en quien se atrevió a subestimarte. No hablamos de simple revancha: hablamos de justicia a tu manera. Cruel, personal, definitiva.Esto no es para débiles. Acá no caben los escrúpulos, ni la piedad. Nada de eso. Te vuelves un cirujano del alma ajena: buscas grietas, debilidades, miedos… y los usas. Porque si tú sufriste, ellos también lo harán. Y no de cualquier forma: deben caer de rodillas, con la boca llena de sangre y el orgullo hecho trizas.¿Venganza? Sí. Y no me da vergüenza decirlo. Porque cuando te lo arrebatan todo, cuando te pisan, cuando te traicionan, lo único que te queda es