Un paso más cerca de ti (1era. Parte)
La misma noche
Palermo, Sicilia
Oriana
Mi padre siempre decía que nos fascina coquetear con el peligro, como si fuera un amante prohibido al que no podemos resistirnos. No es un capricho ni una fantasía de héroes burlando dragones en cuentos de hadas. Es algo visceral, incrustado en los huesos, tan natural como respirar.
Lo hacemos en cada decisión, en cada paso. Desde pisar el acelerador para adelantar a un idiota que va demasiado lento, hasta sostener la mirada de un enemigo que tiene un arma cargada. No es suicidio. No es estupidez. Es algo más profundo. Un desafío constante al mundo, un recordatorio de que somos nosotros quienes dictamos las reglas.
Porque el control es nuestro oxígeno. Porque no nacimos para inclinarnos ante nadie.
El que no lo entienda, que observe bien: no seguimos el ritmo de nadie, obligamos a los demás a seguir el nuestro. Incluso cuando creen que tienen el poder, cuando juran que nos tienen arrinconados, no se dan cuenta de que ya están danzando a nuestra m