Sara en su fiesta de titulación descubre a su novio con una chica en su propia habitación. Su familia en lugar de apoyarla, reiteran su apoyo hacia él. Con la decepción sale esa misma tarde de su ciudad, para buscar empleo, deseando olvidar lo que vió. Tiene un encuentro el cual le deja un recuerdo que tendrá para siempre, por lo que decide hacerse responsable sola ya que ni siquiera sabe quién es el sujeto con quien estuvo, más que por su rostro y una marca de nacimiento que pudo ver esa noche. Dos años después, trabajando como fisioterapeuta de un hombre de la tercera edad, se entera que el nieto de este es el mismo con quién tuvo un encuentro fugaz, es su jefe. Aunque es el menor de sus problemas, pues también se da cuenta que es el jefe de un clan criminal. Temiendo por su vida decide escapar de esa casa antes que vean a su hijo cómo lo que es realmente. Lo peor es cuando Leonardo el mismo día que se casará la descubre con un bebé que tiene la misma marca que él y toda su familia. ¿Como podrá detener a tiempo la huida de la mujer que lo dejó abandonado años atrás? ¿Podrá Sara evitar que su hijo sea reconocido como el heredero del jefe del clan que amenaza su paz y su bienestar? Pero aún ¿Evitarán sentir cosas que no deben por el otro?
Leer más__ ¿Quien es? - se apresuró a preguntar el coronel Santorini. - ¿Quien...Un cabezazo repentino lo aturdió. El tener las manos metidas entre las del tipo, le dió a Sara la posibilidad de lanzarse hacia abajo en un rápido movimiento, se impulsó y no tuvo tiempo para ver qué pasaba hasta que era él quien estaba contra la mesa y su brazo torcido en su espalda __ ¿En serio creíste que sería tan ingenua de venir sola a una reunión con alguien que me entregó una vez? - se burló la chica de él. - Dijeron que eras más fuerte. Creo que mintieron. __ Hija de...__ ¡Sara, la mató! - gritó Victoria con el rostro mojado por todas las lágrimas que bajaron unas tras otras de su rostro. __ La mataste tú. - le hizo ver ella. - Tu Trajiste a esta gente. - un tiro más, un hombre muerto. El coronel la empujó, pero fue Sara quien lo soltó. - Trajiste a este tipo a tu casa y murió por tí. __ ¡Mentira! - se exaltó furiosa. Levantándose para ir por quien creyó era la culpable de todo. - ¡Vienen por tí!
En cuanto Sara puso un pie en la mansión Crown, lo que había ignorado regresó, como un viento suave que se llevó su seguridad al punto de pasar saliva, creyendo que alguien saldría a gritarle en la cara el porqué de su regreso. __ No pienses cosas que no son, Sara. - dijo Leonardo pidiendo que las cosas que su esposa fueran puestas en su dormitorio, como siempre. - Que tus temores no se adueñen de tí.__ Lo sé, es solo que...__ ¡Que bueno que llegaron! - salió Luisa con una sonrisa enorme por verlos. - Esta casa no se siente igual sin ustedes. Sin mi nieto. Todos lo extrañamos. Anthony no se resistió al ser abrazado por una abuela feliz de tenerlo con ella nuevamente, se acostumbró a ellos muy rápido y no era nada difícil cuando estos intentaban hacerlo reír. __ ¿Van a desayunar con nosotros? - consultó.Sara creyó que ella no sabía nada y que posiblemente la trataba con esa amabilidad porque en realidad sólo ignoraba el hecho de quién era. En cambio, Luisa, solo pensó en cuanto a
Las olas se rompían en las rocas, el sol en su punto más alto daba un aspecto mucho más hermoso a ese lugar donde Sara veía a su esposo llevar a su hijo en su hombro, mientras caminaba dentro del agua. Bajó la revista que leía, solo para verlos juntos, su hijo sonrió y sacudió sus cortos piececitos en los hombros de su padre la sentir el agua, en tanto este le mostraba el paisaje frente a ellos. Nunca pensó escuchar reír a su esposo por algo tan sencillo, solo que en eso se equivocó. Para Leonardo esos instantes no eran sencillos, no tenían nada de simple y no pretendía que lo fueran para ellos tampoco, por eso desde la noche anterior que llegaron solo se dedicó a disfrutar de tener a su hijo con sus tambaleantes pasos y a Sara, con esa mirada de enamorada que tuvo miedo de perder. No era habitual en él, tener esos pensamientos trágicos, despues de todo era magnifica la forma en que ella cambió todo desde la entrada a su vida, por lo que sentir que se alejaría, resultó más desgasta
Podría ser injusto, no ser visto de la misma forma, pero para Sara ese instante solo se repitió que debía salir de esa casa. Le envió un mensaje a su amiga y Keyla al leer lo que decía, supo que la necesitaba. No le fallaría, no podía verla mal, por lo que aún llena de dudas la ayudó a prepararse y a medio día abandonó lo casa. Leonardo solo vio como Sara subió al auto, enviando a su gente con ella, porque sabía que necesitaba un tiempo sola, pero tampoco sería tan imbécil de dejarla partir sin ningún tipo de seguro de que se mantendría con bien.Quiso consolarla, solo que Sara no lo quería cerca y respetaba esa decisión. Despues de todo, no la convertiría en su prisionera. Si lo que quería era un tiempo sola, se lo daría, pero a su modo. Todos sus hombres recibieron la orden de cuidarla y estar pendientes de ella, desde la distancia o cerca, como mejor cómoda de sintiera ella, pero siempre con varios ojos siguiendo sus pasos. __ ¿Hijo, que pasó? - quiso saber Luisa. - Vi que Sara
Cada palabra dicha por Victoria no dejó de repetirse una y otra vez en la cabeza de Sara, como un martillo golpeando hasta el punto romperla. Leonardo quería decirle todo, pero para eso necesitaba que ella estuviera bien y eso no era posible si la chica no salía del shock que le causó el oír la confesión cizañosa de su hermana...o prima.__ ¿Que ocurre? - preguntó Luisa al verla con la mirada fija en algún punto de la camisa de su esposo. Su nuera no respondió, por lo que solo pidió que una mujer de servicio les llevara un té. Los siguió, alborotando hasta a Braulio, quien no tenía quien respondiera que era lo que a Sara le había pasado, preocupado tomó a su nieto, en tanto Keyla no tenía forma de saber que fue lo que a su amiga la puso de esa forma. Pero en la mente de Sara aún se reprodujeron un montón de imágenes que la tenían inmersa en lo que trataba con todas sus fuerzas para regresar a la realidad.__ Te pondré en la cama, no me iré. - le aseguró Leonardo al llegar a su dorm
Mientras para Leonardo, la vigilancia comenzaba a dar frutos, para Sara tanto esfuerzo también fue recompensado al entrar a un lugar donde el olor a lavanda predominaba. Se retiró la bata para ser atendida por una chica que le realizó un masaje para desestresarse de muchas semanas que usó para mejorar y perfeccionar sus habilidades. Pero en ese instante, solo era Sara, la chica que solo deseó olvidarse de todo y relajarse junto a su amiga que estaba en la camilla a lado de la suya. Conversaron de lo que pasaba con sus vidas, una en la universidad y otra que ya no sentía esa presión que por mucho tiempo creyó iba a aplastarla, pero como la tranquilidad no podía ser preservada para siempre, al salir de esa sala para acompañar a su amiga en un perfilado de cejas, vió cara a cara a quién menos imaginó.__ Ahora si te alcanza para un lugar como este... Ah no, espera, solo es porque te casaste con alguien con dinero. - Victoria soltó ese comentario con veneno y ni siquiera lo disimuló._
Leonardo abrió los ojos y lo primero que vio fue a un niño inquieto que sentado en su hombro le tiraba del cabello para luego soltar risotadas que lo hicieron arrugar la cara. Sintió como el pequeño Anthony lo tomó del mentón y a modo de juego se pegó en ese lugar. __ ¿Acaso tienes un despertador que te haga estar así antes que yo? - lo elevó para ponerlo lo suficientemente alto, evitando de ese modo que siguiera tomando su pelo como si no sintiera dolor. - ¿Quieres volar? __ ¡Si! - gritó el niño sin ningún temor, contrario a lo que su padre pensó. - ¡Vuela!Sacudió los brazos en el aire y su padre terminó negado al ver que era muy valiente y atrevido para asustarlo con algo que solo lo divertía. __ Se supone que debes decir no. - le hizo ver.__ ¡No! - gritó riendo con la misma intensidad. __ No hay remedio contigo. - negó y lo devolvió a al cama para revolver el cabello, recibiendo la misma atención segundos después. Su hijo copió cada gesto y entonces, a Leonardo no le quedó
Sara abrió los ojos, hacia un día excelente, con un sol resplandeciente, su hijo sonreía con su abuela en uno de los muebles, siguió su camino para llevarle el jugo a su amiga, la cual trataba de concentrarse en su libro sobre culinaria, pero le era imposible con Joseph estando con el dorso desnudo en su balcón, sabiendo lo que causaba en Keyla. Algo que divirtió a Sara, porque su oído no era más que la forma de esconder lo que pasaba. __ Si no quisieras verlo, girarías la silla y no estuvieras luchando por concentración. - se burló de su amiga. __ Aquí no me da el sol. Es la única razón. - se defendió Keyla. __ Sí, claro. Y yo nací ayer. - ironizó ganando que su amiga le lanzara varios sobres de azúcar que aún estaban en la mesa. __ ¿Eres lectora de pensamientos ahora? - interrogó Keyla haciéndola reír, salvo que en el fondo deseó poder hacerlo, para así poder saber lo que le pasaba a su esposo, pues la noche anterior se dió cuenta de la intranquilidad de Leonardo. La mayoría de
Las cartas se fueron moviendo lentamente, con una calma que nada se escuchó en la habitación, donde prevaleció el mismo ritmo por varios minutos, estos se hicieron eternos y por alguna razón el aire comenzó a escasear para uno de ellos. Tanto Leonardo cómo Andrés Stewart estaban en silencio, mirando las cartas que tenían entres sus manos, uno con la satisfacción de tener una buena partida, mientras el otro no mostró ningún signo que diera por hecho lo que pasaba. __ ¿Que ganancias trae el ocultar un miembro de la familia durante años? - consultó Leonardo dejando sin respuestas a Andrés. - Porque supongo que existe un interés por mantener a alguien alejado del mundo, sino, no se haría. __ No comprendo, señor Crown. - repuso Andrés con la mirada en sus cartas. - Pero prefiero no indagar más en lo que insinúa y me enfocaré más en pedir que este juego finalice. __ Por supuesto. No podría estar mas de acuerdo, tengo otros asuntos que resolver. - aceptó el mafioso cediendo, Andrés suspi