Al vestirse y prepararse para el día, su mente no dejaba de darle vueltas a lo sucedido.
«¿Qué era eso que me defendió? ¿Quién era ese hombre de la motocicleta? ¿Por qué me siguió? ¿Por qué intentó hacerme sentir si no lo conocía?», preguntaba en su mente sin poderlo comprender.
Finalmente, después de tomar una ducha rápida, Adara se puso un conjunto profesional: una blusa blanca de seda, un pantalón negro ajustado, y una chaqueta que la hacía sentir en control, aunque su mente no dejaba de ser un caos. se maquilló para disimular las ojeras, y luego dejó el departamento con rapidez, sin querer pensar demasiado en lo que había sucedido. Aún no comprendía si debía confiar en Vladislav.
El trayecto hacia el bufete fue silencioso, abordó un taxi, dejó encargado al hombre de seguridad entregar el auto a una empresa que lo retiraría en el día, y en el trayecto, Adara se permitió pensar por un momento en lo que había estado sucediendo.
«¿Qué es todo lo que está pasando? Desde que conocí a