Capítulo 27 – La amenaza invisible
Apenas Atuel e Yvyra pusieron pie en la zona central, su padre ya los estaba esperando en el lugar de encuentro de siempre. Fueron a su encuentro.
— Padre —fue Atuel quien habló primero—. Tenemos que hablar con urgencia.
Iker levantó la vista. La seriedad de los rostros de sus hijos bastó para comprender que algo grave había sucedido.
— Hablen.
— Un lobo ajeno entró en el territorio —dijo Yvyra—. No sabemos cómo, pero burló los límites. Lo seguimos, aunque logró escapar.
El rostro del alfa se endureció.
— ¿Están seguros de que no era un viajero de paso o un explorador de las comunidades del sur?
Atuel negó.
— No, su aroma no era de ninguna manada conocida. Había algo extraño en él…
Iker se puso de pie sin decir palabra. Sus ojos dorados brillaron por un instante.
— Llévenme al lugar.
El trayecto fue silencioso. Cuando llegaron a la zona, el aire aún conservaba el rastro de lo ocurrido: hojas removidas, ramas partidas, el olor metálico de la sangre.