Mundo ficciónIniciar sesiónCuatro poderosos Alfas dueños del imperio de la mafia llegan a estados Unidos a tomar control, los arrogantes lobos Ferragamo no esperan encontrar sus tan buscadas lunas en una familia de hermosas mujeres rebeldes que defenderán su libertad incluso de los posesivos y controladores Alfas que quieren hacerlas sus reynas, ¿Qué pasará cuándo los poderosos Alfas sean rechazados y sus corazones sean rotos por las hermanas Almanza? ¿ Podrá el amor vencer los egos y el orgullo?
Leer másHayami despertó un poco mareada, frotó sus ojos tratando de enfocar su vista; sentía que su cabeza daba mil vueltas. Pensó que aún seguía un poco ebria por la cantidad de alcohol que había consumido una noche antes. Se sentó en la cama y una sábana blanca cubría sus senos que estaban desnudos; inspeccionó con su mirada el cuarto donde se encontraba, dándose cuenta de que claramente era una habitación de hotel. Estiró un poco sus brazos, giró un poco su cuello, ya que sentía una ligera molestia, pero se detuvo de inmediato al ver al hombre dormido que estaba a su lado. Hayami observó su torso desnudo, fijándose en que tenía buenos pectorales, aunque inmediatamente pensó que había visto mejores. El cabello del chico era obscuro; ella lo recordaba castaño, pero aparentemente había estado muy ebria para recordarlo bien. Se levantó de la cama sigilosamente, recogió su vestido además de su ropa interior que estaba regada por la habitación, se vistió muy rápido, tomó su bolsa y salió de la habitación rápidamente. Caminó hasta salir del hotel admirándolo debido a que era muy fino y hermoso.
Hayami tomó un taxi y, al estar dentro de este, se recargó en el asiento sosteniéndose la cabeza. El trayecto hacia la dirección que había dado al conductor fue muy tardado, o eso había sentido, porque en lo único en que pensaba era en acostarse en su cama y poder dormir el resto del día. Prácticamente, había dormido muy poco esa noche.
El conductor detuvo el auto cuando llegaron a su destino. Hayami abrió los ojos con cansancio para luego buscar dentro de su bolsa algo de efectivo. Finalmente, le ofreció un billete al taxista y salió del auto sin siquiera preocuparse por el cambio que este le devolvería. Se acercó a la enorme puerta de madera color café, buscó nuevamente introduciendo su mano en su bolso, buscando las llaves. Al encontrarlas, abrió despacio la puerta para que nadie la escuchara, caminó el largo pasillo y comenzó a subir las escaleras. Hayami rozaba el pasamanos dorado mientras subía. Cuando por fin estuvo en la parte de arriba, se acercó a una habitación, y estaba a punto de abrirla cuando una voz la llamó por su nombre.
—¿Hayami? ¿Apenas estás llegando a casa?
Hayami la volteó a ver con la mirada cansada y desganada. Suspiró al ver que era su hermana menor, Isabel.
—Sí, apenas...
Respondió sarcásticamente con aire de cansancio. Lo último que quería era lidiar con su hermana.
—Si nuestros padres se enteran de que venís...
—¿Qué?, ¿me echarán de la casa?
Interrumpió Hayami con su voz despreocupada.
—Fue idea de ellos que yo me quedara en casa. Fácilmente, puedo rentarme un departamento sin problemas; además, ellos saben cómo soy, no tienen que decirme nada.
Continuó diciendo la chica.
—Bueno, es cierto lo que dices.
Hayami retomó la acción de entrar a su habitación y, al abrir la puerta, se encontró con varias cajas de mudanza. Caminó entre ellas hasta encontrar su cama, a la cual se dejó caer boca abajo y hundió su cabeza en el colchón.
—¿Dónde estuviste, "Yami"? Dijiste que irías a un club, pero estos no abren toda la noche, ¿o sí?
Preguntó Isabel, aún con un tono de reclamo.
—Me pillaste, hermana. Claro que no dormí en el club... Dormí en otro lugar.
—¿Estuviste con alguien? ¿Acaso con un hombre?
Hayami, que aún tenía la cabeza hundida en el colchón, apenas lo afirmó.
—Te he dicho que no hagas eso, es muy peligroso, puede ocurrirte algo, no sabes con qué tipo de personas puedes encontrarte.
—Nada me ha ocurrido; además, no es que lo haga todo el tiempo, tranquilízate.
—Bueno... Y entonces, ¿era bueno el hombre?
Hayami, que hasta ese momento aún continuaba con la cara hundida en el colchón, giró su cabeza, viendo a su hermana que estaba sentada sobre el colchón.
—Hermanita, no pensé que fueras tan pervertida, me sorprendes. Pues sí estuvo normal, nada del otro mundo.
Ella pensó que realmente había estado muy bien; lo que recordaba de esa noche había sido muy intenso, como si el hombre con quien estuvo hubiese pasado un largo tiempo sin estar con una mujer, al contrario de ella.
—Hermana, no hay solución contigo. Te dejaré dormir.
—Gracias, hermanita.
Isabel se levantó de la cama. Estaba yéndose cuando regresó al lado de Hayami nuevamente.
—"Yami", te recuerdo que hoy es mi cena con mi prometido.
Hayami se sentó sobre la cama.
—¿Sigues con esa tontería? No comprendo cómo te casarás si no lo amas; además, aún eres muy joven, recién has alcanzado la edad de 25 años.
—¡Hayami...!
Exclamó Isabel en forma de reclamo.
—No tienes que hacer lo que dice papá.
—Lo sé, pero debo asegurar mi futuro.
Hayami suspiró.
—Bueno, como sea, son cosas tuyas; no debería meterme en tus asuntos. Está bien, bajaré a cenar.
Respondió con fastidio.
—Ok, hermana, entonces te dejo dormir.
Isabel salió de la habitación; en cuanto lo hizo, Hayami se quitó los zapatos, puso en su celular la alarma para despertar y se acomodó en la cama, quedándose dormida rápidamente debido al cansancio y la ligera resaca.
Noah al fin se había despertado. Se presionó los ojos, miró a un costado de la cama dándose cuenta de que estaba solo. A los pocos segundos se levantó sobresaltado de la cama para comenzar a buscar sus pertenencias de valor al recordar que había pasado la noche con una desconocida. Al percatarse de que todas sus cosas estaban ahí, pensó en cómo había llegado a ese extremo, porque él no actuaba así, nunca se iría con alguien que no conociera, pero esa noche aquella mujer lo hipnotizó por la manera en la que se movía en medio de la pista. Su cabello largo y ondulado y el hermoso color de este, rojo como el fuego. Su mirada, esa que era tan desafiante y seductora, pero lo mejor eran sus labios rojos; eran los mejores besos que había probado en mucho tiempo. Esos labios eran tan ardientes, pero tan suaves. Ahuyentó esos pensamientos con un movimiento de cabeza, rápidamente observó su celular, percatándose de que eran las 7:00 de la mañana del lunes, así que debía darse prisa para ir a su departamento, a arreglarse para ir a la empresa familiar donde era el nuevo presidente.
Al tomar su camisa, la acercó a su nariz; rápidamente sintió la fragancia de dicha mujer. Era una muy dulce, a pesar de que esta estaba mezclada con el aroma del alcohol que sobresalía; pensó en que debía ser una fragancia cara. Al mover un poco su camisa, cayó al suelo un pendiente y al recogerla vio que era muy fina la pieza, ya que traía un diamante.
"¿Cómo una simple Stripe puede pagarse algo tan caro?"
Pensó, sin embargo, que no le dio más importancia al asunto. Se colocó su camisa y lo demás de su ropa; al salir de la habitación, apenas si saludó a las trabajadoras porque se sentía un poco avergonzado. Buscó su auto en el estacionamiento y, al subirse, se dirigió a su departamento a darse un buen baño para iniciar su día, que pintaba ser bueno.
Las miradas de la joven Alfa y el atractivo delta no podían apartarse la una de la otra— ¿Cómo.... cómo llegaste aquí? esta es la mansión de la manada de los Ferragamo— Lo sé, ya he estado aquí antes, esperé tanto por este día, el día en el que te volviera a ver de nuevo— ¿Qué dices? ¿es que acaso ya me conocías? ¿desde cuándo? ¿por qué no viniste antes? — Te conozco desde el día en que naciste, arrebatarte de los brazos de tu padre y reclamarte como mía casi me cuesta la vida, tu padre me perdonó solo para que tú no te quedarás sin tu pareja destinada, de otro modo nadie le hubiera impedido asesinarme— Vaya, eres muy osado, papá no tiene el mejor temperamento que digamos, ¿por qué hoy? ¿que tiene de especial este día para mostrarte ante mi? pudiste venir desde que cumplí dieciséis años, que tal si ya me he entregado a otro loboRamsés rugió, le mostró sus colmillos a su Alfa, ella no tenía permitido hacer tal cosa— No debiste provocarme, soy muy territorial, muy posesivo, si al
Los días pasaron y Drago junto a Adriana cuidaban de su cachorro, el bebé era enérgico solía desvelarlos mucho por la noche, el padre era quien lo arrullaba hasta que por fin durmiera, era agotador pero era su hijo, así que lo hacía movido por el gran amor que le teníaEl Alfa que un día fue alérgico a los lobeznos, ahora cuidaba de uno bastante llorón y glotón bebé, su abuelo, el Alfa Patricio, lo presumía en el despacho, hacía años que quería convertirse en abuelo y por fin ahora se le cumplía — El cachorro ya tiene nombre oficial, su nombre es Leo — anunciaba Patricio Ferragamo¡Bienvenido a la familia, Leo! saludaron todos Drago Ferragamo aprendió su lección convirtiéndose en un Alfa devoto de su luna, ellos eran ahora una pareja felizLa bella Serina poco a poco fue mejorando su condición su cuerpo se fue fortaleciendo, hasta volver a ser la misma que un día fue, el Alfa Rafael la visitaba todos los días, el apuesto lobo una vez que terminó la guerra se dedicó a cuidarla él mism
El poderoso Bruno Ferragamo había caído en coma por por el elevado grado de toxicidad del veneno de la cobra Rashi, la guerra había terminado gracias al Alfa Bruno Ferragamo, pero entre las especies quedaban muchos conflictos internos Al regresar todos del bosque, poco a poco fue viviendo todo a la normalidad, el oso grizzly Ulises se estaba llevando muy bien con la leona Adriana, estaba a su lado para ayudarle con cosas básicas del embarazo, pasaban horas conversando mientras que Drago se moría de celos por los rincones de la mansión, la leona lo había rechazado pero por alguna razón él no había dejado de sentir el llamado de pareja destinada por ella, más al contrario lo sentía más fuerte pero ella no quería saber nada de él, hasta parecía que lo odiaba Drago había tenido que ver de lejos como su bebé crecía en la barriga de su madre, deseaba acercarse, tocar la pancita de embarazada de Adriana pero apenas se la encontraba ella le sacaba la vuelta, parecía no soportarloEn el desp
Las pocas esperanzas que Adriana tenía con respecto de Ramsés, se habían esfumado para siempre, el que uno de los dos fuera feliz era suficiente para la leona, ella seguiría adelante con su cachorro, bueno.... quizás la diosa luna pudiese algún día crear a alguien para ella ¿cierto?La cobra Rashi, al enterarse que sus serpientes fueron acabadas por los cachorros de los Alfas, el heredero ave fénix y el heredero del mundo de los vampiros, perdió el control y se decidió a atacar por el espeso bosque que rodeaba ala gran mansiónLos centinelas llegaban a avisar a sus Alfas, está era la batalla decisiva, todos y cada uno dieron un beso a sus parejas destinadas y a sus cachorros, poco a poco comenzaron a adentrarse en el bosque con el claro objetivo de matar a todo aquel que fuera enemigo, cada quien tomó un rumbo, se esparcirían para abarcar más terrenoEl cobarde Rashi había montado un campamento, primero mando a enfrentarse a sus enemigos a la hermosa Serina Serpenter, ella era la verd
Son pestañear, conteniendo el aire en sus pulmones, toda la familia de Alfas y criaturas sobrenaturales mágicas, observaban a la pequeña cachorra, su cuerpo estaba morado al igual que sus labios, no se movía como usualmente lo hacía, ya que era hiperactiva como un día lo fue AndriuAl delta Ramses, su padre Raymundo le tenía la mano en el hombro dándole su apoyo, sabía muy bien que si hijo estaba destrozado, y que si desesperado corazón pedía a gritos un milagro, Adriana lo observaba a una corta distancia, nunca había visto tan desencajado a su jefe en todo el tiempo que tenía de conocerlo, parecía que una nube gris se le había instalado encima de su serPronto los efectos de la mágica y milagrosa lágrima del ave fénix comenzaron a hacer efecto, la piel de la lobezna estaba volviendo a tomar su color natural, los morados labios se estaban volviendo rosados, la cachorra tomó una bocanada de aire con la que sus pulmones se inflaron y comenzaron a funcionar de nuevoEl llanto de la pequeñ
Los alfas Ferragamo llegaron apurados a su enorme mansión, cada uno llevaba presente encontrar a su luna y a sus cachorrosEl aven fénix Tharius, se apresuró a la habitación que les habían dado para hospedarlos, ahí encontró a su amada Isobel, ella estaba muy cansada, el embarazo y la batalla la habían dejado agotada, el pequeño avecilla, se encontraba en la alfombra jugando con unos muñecos de acción, apenas el niño vió a su padre corrió a su encuentro — ¡Papá! qué bueno que ya llegaste, mamá dijo que dormiría un poco, que fuera bueno y me portara bien, no estuviste en la pelea, calciné a muchas de esas malas serpientes, no iba a dejar que le clavaran sus sucios colmillos a mami — Hiciste bien polluelo, mamá aunque es una Alfa fuerte, siempre necesitará que cuidemos de ella — el gran y poderoso Tharius, le hablaba a su hijo, Isobel, despertó al escuchar la voz de su esposo— Tharius, estás aquí, oh, cariño, estás bien, no te hirieron, ¿cierto? — la loba buscaba por el perfecto cuer
Último capítulo