CAPÍTULO 20 – Te voy a ayudar a recordar
Desde que Tao había encontrado a Kerana a orillas del lago, ese rincón escondido se convirtió en su refugio. Desde ese momento, ese lugar se había convertido en su único consuelo, el único espacio donde el peso del pasado no la ahogaba del todo.
Se sentó sobre una roca, con las rodillas recogidas, mirando el reflejo del cielo que se extendía sobre el agua. El viento le movía el cabello y le traía consigo el eco lejano de los aullidos de la manada que patrullaba los límites del territorio. A pesar de los días transcurridos, la angustia seguía incrustada en su pecho. Era una opresión que no podía explicar ni aliviar.
— ¿Por qué siento este vacío si apenas los recuerdo? —murmuró para sí misma, acariciando la superficie del agua con la punta de los dedos.
No escuchó los pasos detrás de ella. Solo cuando el reflejo de Tao apareció sobre el lago, levantó la vista.
— Kerana… —dijo él con voz baja, acercándose—. Te he estado buscando.
Ella intentó so