No puedo dejar de pensar en lo que Enrico dijo. Esa frase, esa declaración que cayó entre nosotros como una bomba silenciosa, sigue rondando mi mente en cada momento que paso a su lado. "No puedo prometerte lo que necesitas". Como si todo lo que había construido entre nosotros no fuera suficiente para llegar a alguna conclusión clara. Como si él mismo fuera la contradicción hecha carne.
Me encuentro atrapada en un círculo vicioso. Cada vez que lo veo, la atracción se intensifica. Ese magnetismo entre nosotros es tan palpable que casi puedo tocarlo, pero al mismo tiempo, siento que me consume. Como si mis emociones estuvieran desbordándose, y él estuviera en el centro de todo, sin ni siquiera intentarlo.
La frustración se cuela en mi mente, la sensación de