Enrico
Han pasado años desde aquella noche. Los recuerdos, aunque todavía frescos, se han ido entrelazando con nuestra vida cotidiana. Sofía y yo hemos recorrido un largo camino juntos, lleno de retos y recompensas. Si alguien me hubiera dicho que este amor, que comenzó con la tensión y la incertidumbre, se transformaría en algo tan sólido, tan inquebrantable, habría reído. No porque no creyera en ella, sino porque siempre supe que lo que compartíamos era más que pasión: era una historia que tenía que perdurar, como la mejor de las novelas.
Hoy, nos encontramos en el jardín de nuestra casa, un lugar que hemos hecho nuestro. El sol está comenzando a ponerse, tiñendo el cielo de un tono anaranjado suave que refleja