Sofía
El sol se oculta en el horizonte, teñido de naranjas y rosas, mientras yo camino a su lado. No necesitamos hablar. No esta vez. El silencio entre nosotros es cómodo, lleno de promesas que no necesitan ser verbalizadas. Después de todo lo que hemos pasado, este silencio no es una tregua, es una victoria.
Enrico sigue siendo mi hombre, el hombre que, por más que haya fallado, ha demostrado con cada acción que está dispuesto a luchar. Y yo… yo soy suya. Porque a pesar de todo, lo amo. Lo amo con una intensidad que me asusta, pero que no puedo ni quiero frenar. Hemos aprendido, a base de dolor y frustración, que las cosas que realmente valen la pena no son fáciles de obtener.
A veces pienso que si no