Hoy todo parece estar en su lugar. Después de todo lo que hemos vivido, las mentiras, las traiciones, las pasiones desbordadas, las dudas que nos atormentaron, al fin hemos encontrado el equilibrio. Por fin, Enrico y yo hemos logrado construir lo que pensábamos que nunca podríamos tener. Porque si algo he aprendido en este viaje es que no hay amor perfecto, pero sí uno que vale la pena luchar hasta el final.
Me encuentro frente al espejo en nuestra habitación. La luz tenue de la tarde entra por la ventana, bañando la habitación en tonos dorados. Mis manos tiemblan ligeramente mientras me ajusto el vestido. Es un vestido sencillo, pero a la vez tan perfecto para este día. Me miro una vez más y respiro profundamente. El futuro, el que siempre me pareció un concepto tan lejano, ahora está a nuestro alcance. Y lo m&aa