El Eco de un Rechazo
Isa Belmonte
El silencio era la moneda de cambio más valiosa en nuestra casa. No el silencio vacío e inerte, sino el que vibraba con promesas y amenazas, el que se arremolinaba justo después de que la tormenta pasara por la habitación de los niños y se asentara en el mármol frío del pasillo. Permanecí en la puerta del cuarto de Alessandro, mucho después de que Mario se retirara, su figura sombría pero protectora desvaneciéndose hacia nuestro dormitorio. La luz de la luna filtrándose por las rendijas de las cortinas pintaba un lienzo plateado sobre la cuna de mi hijo, y me sentí, por un instante fugaz, la mujer más afortunada y la más condenada del mundo.
Habíamos elegido. Habíamos arrojado el guante. El rechazo a los Orsini no había sido una simple negativa a un acuerdo comercial o una alianza política. Había sido una declaración de guerra cultural, una afrenta directa a un linaje que consideraba que la antigüedad de su apellido les otorgaba un derecho divino sobr