LUCA
El reloj marcaba las tres de la madrugada cuando Luca se detuvo frente a la ventana de su apartamento. La ciudad de Milán se extendía bajo él como un manto de luces parpadeantes, indiferente a las conspiraciones y traiciones que se tejían en sus entrañas. Llevaba la camisa desabrochada y un vaso de whisky en la mano, contemplando su reflejo fragmentado en el cristal.
Estaba cerca. Tan cerca que casi podía saborearlo.
El plan avanzaba según lo previsto. La confianza de Bianca, ese tesoro esquivo que había perseguido durante meses, comenzaba a inclinarse hacia él nuevamente. Podía verlo en sus ojos, en la forma en que ya no desviaba la mirada cuando sus dedos se rozaban accidentalmente, en cómo su cuerpo se relajaba imperceptiblemente cuando él entraba en la habitación.
Pero Luca sabía mejor que nadie lo frágil que era esa confianza. Un solo error, una palabra fuera de lugar, y todo lo que había construido se desmoronaría como un castillo de naipes.
—Un paso en falso —murmuró para