Punto de vista de Eva
Sentada en el suelo, observé mi celular como si fuera una bestia a punto de atacar. Ese maldito artículo no dejaba de atormentar mi mente. Eva Moreno: Rompehogares. Dios, aquellas palabras parecían marcadas a fuego en mi alma y cada comentario se clavaba como un puñal en mis entrañas, abriendo aún más las grietas de mi destrozado corazón.
¿En qué momento mi vida tomó ese rumbo?
Cubrí mis ojos con las manos, intentando borrar aquellas imágenes: Max y Sara juntos, los crueles titulares e hirientes comentarios. Pero las visiones persistían, acosándome incluso cuando cerraba los ojos.
No podía quedarme en esa casa por más tiempo. De lo contrario, me derrumbaría por completo. Necesitaba huir, sin rumbo definido. Cualquier sitio sería mejor que aquella casa vacía que me consumía lentamente.
Al ponerme unos jeans y un suéter, tomé mi bolso y me até los zapatos. Mis manos temblorosas apenas podían manejar atar los cordones, cada movimiento era como avanzar entre arenas mo