Entre lágrimas, imaginé cómo sería mi vida de no haberme casado con Max. Tal vez sería feliz en algún otro lugar, con alguien que realmente se preocupara por mí. Entonces, recordé el motivo de ese matrimonio: salvar el negocio familiar. ¿Valía la pena? Ya no estaba tan segura.
Caminé lentamente hacia mi habitación, exhausta y vencida. Ansiaba sumergirme en el sueño para huir momentáneamente de mi realidad. Tal vez, al despertar todo sería diferente, pero en el fondo, sabía que nada cambiaría. Esa era mi vida ahora, y debía aprender a lidiar con ella.
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Punto de Vista de Sara
No podía quedarme quieta mientras caminaba de un lado a otro en mi sala con los puños apretados. La televisión seguía encendida, repitiendo la misma escena una y otra vez: Max defendiendo a Eva frente a todos esos periodistas. Cada vez que lo veía y lo escuchaba decir que la amaba, mi furia crecía sin control.
¿Amarla? ¡Ja! Max jamás le había prestado la más mínima atención antes de que todo eso ocurriera, hasta