Pero seguí caminando, a pesar del dolor que me causaban sus palabras. No tenía respuestas, ni podía defenderme, era solo una mujer atrapada en una pesadilla de la que no podía despertar. Un único pensamiento se repetía en mi mente, una y otra vez: “¿Cómo demonios voy a salir de esta?”
***
Punto de Vista de Max
Me estaba ahogando en trabajo, con montañas de tediosos documentos e informes que devoraban mi atención, pero por más que intentara concentrarme, algo persistía en mi mente y no lograba apartarlo: Eva. La tensión entre nosotros había crecido últimamente, más allá de lo soportable, era como pisar un campo minado. No conseguía librarme de ese peso en el pecho, esa culpa arraigada tras el drama entre Sara, ella y yo.
Me froté las sienes, intentando apartar esos pensamientos, cuando Sofía, mi secretaria, irrumpió en mi oficina. Tenía el rostro pálido y una expresión extraña. Aferraba su celular como si fuera un salvavidas y se veía realmente aterrada.
—Sr. Graves, creo que necesita v