Punto de vista de EvaEstaba sentada en la cama, contemplando mi celular con anhelo esperando una llamada que nunca llegaría. Ya ni siquiera entendía por qué seguía importándome cuando era evidente que Max no llamaría. Desde su partida, no había pronunciado una sola palabra hacia mí; ni una disculpa, ni una explicación, nada. Típico de él, se comportaba, como si yo cargara con toda la culpa.Me dolía mucho el pecho, intenté frotármelo con las manos para sentirme mejor, pero no funcionaba, ya que el dolor era demasiado profundo. No podía dejar de pensar en esa mañana, en la forma en que Max me miró, como si fuera algo asqueroso pegado a su zapato. En cómo sonaba su voz cuando me hablaba. Me odiaba, lo sabía. Pero no entendía por qué. ¿Qué le había hecho para merecer tanto desprecio?Me levanté y abrí las cortinas para inundar la habitación con luz. A pesar del sol radiante, la frialdad persistía dentro de mí. La oscuridad y el peso de mi realidad me oprimían el pecho, dificultando cada
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