David
Me costó mucho trabajo físico y mental el lograr venir a esta casa, pero al ver todo lo que está pasando, no he podido más. Aun con riesgo de que mi Pecas me rechace, decidí pasar a la acción y venir a aclarar las cosas.
Aunque el golpe del rechazo sea muy fuerte, ya no pienso posponerlo más. Necesito dejar las cosas claras y aceptar las consecuencias.
—Tú ni siquiera te dedicas a este sector, ¿cómo vas a…?
—Siempre he sido tu principal competencia, Ámbar —le confieso con una sonrisa—. Soy el dueño de la empresa en la que trabajabas.
—No, no puede ser —niega con la cabeza—. No, no, eso…
—Tenemos muchas cosas de las cuales hablar, así que espero que no huyas más.
—David, yo intenté hablar contigo, pero no me dejaste pasar a la habitación.
—Lo sé, estoy enterado. Si no hice nada fue porque el hospital no era el lugar apropiado para hablar —respondo—. No fui yo quien impidió tu entrada, fue mi madre.
—Lo sospechaba —resopla—. Pero, ¿de qué quieres hablar? ¿Cómo piensas que te