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Capítulo 3.

Ryosuke:

Regresé al barrio chino después de una larga caminata para así pensar en todo lo que tengo que hacer para encontrar a la persona que estaba esa noche cuando asesine a Lee.

Me molesta tener que hacer el trabajo pesado y más unirme con el bastardo de Kang qué no hace más que joderme la vida. ¿Que se cree ese bastardo? ¿Un Rey? Que me bese las bolas.

—Jefe —Kyoto, mi mano derecha, se acercó a mi al verme entrar a la casa— ya tenemos las grabaciones de la cámara de aquella noche, el técnico viene en dos horas para que las arregle por que no se ve nada en las cámaras.

—Bien hecho Kyoto —palmee su hombro— ¿Que hay para hoy?

Saqué el cigarrillo para encenderlo.

—Por ahora nada, las armas qué encargamos a los alemanes están en el almacén, así que por ahora no hay nada más.

—Joder qué buen trabajo haces, mereces un maldito ascenso.

—Jefe —hizo una reverencia— Gracias.

—No me agradezcas perro. Eres mi mano derecha, no confío en nadie más que no seas tu.

—Mi lealtad esta con usted.

—Puedes irte, por cierto necesito que me encuentres una linda chica, quiero follar.

—De inmediato.

Subí a mi habitación a darme un baño. Tenía que encontrar a esa persona a como de lugar. Vio todo lo que hicimos con Lee, no puedo dejar ningún cabo suelto y menos si tenemos a la policía en la nuca.

A mala hora el hijo de puta de mi padre me metió en este mundo de m****a, al inicio no quería por que quería estudiar y ser médico, pero así es el mundo de la mafia, no tienes escapatoria, al menos que sea la muerte y puedas ser libre.

Mi abuelo llegó a este país huyendo de la guerra en Japón y aquí montó un enorme imperio de mafia y dinero. Se acostó con una prostituta y tuvo a mi padre y el linaje siguió. Si, soy hijo de una prostituta China quien me dejó en la calle cuando tenía cinco años y mi padre me recogió. A pesar de que le debo la vida. Fue un maldito bastardo qué no hizo más que volverme como el.

Quise estudiar, quise salir de este lugar de m****a, pero jamás pude hacerlo por el bastardo de mi padre. Ese es el destino que nos espera a los que pertenecemos a la Yakuza lamentablemente.

Hace mucho tiempo me resigne a renunciar a la libertad, me acostumbre a ser un maldito y debía ser leal los que fuesen leales conmigo. Y cuando asesine al bastardo de mi padre, quede al mando de los Yakuza en los Estados Unidos, volviendome el jefe de todos los hijos de puta que pertenecen a la Yakuza. 

Ahora mi negocio es solo armas y municiones nada mas, eso del trafico de personas no me agrada para nada y mas si es con fines de prostitución, traigo a personas de Japon pero solo para darles asilo, son personas que son perseguidas por las guerras y la corrupción. No pienso que soy la mejor persona del mundo, claro que no, pero odio ese tipo de situaciones. Los Japoneses que llegan aquí y la mayoria son jovenes y mujeres con niños, les doy trabajo en mi fábrica. 

Para espantar a las ratas de las autoridades, tengo como cortina de humo una fábrica de utensilios Japoneses al igual de telas de la mejor calidad. Ese es mi señuelo para que nadie meta las narices en lo que hago. Tambien tengo un restaurante y un bar.

Por supuesto que les doy beneficios a los trabajadores como lugares donde vivir, un buen salario y educación. Hace ocho años compré un edificio donde habitan solamente familias japonesas que son mis empleados y del otro lado de la ciudad tengo dos mas. 

Siempre soy cuidadoso con las cosas que hago para no ser atrapado y si lo hacen, no hay nada que un par de billetes no lo solucionen, por que en este pais esta la red de corrupcion mas grande el mundo, los funcionarios.

Esos son los primeros en caer y dejarse llevar por unos cuantos billetes para no abrir la boca. 

Asi es esto, siempre el mas poderoso es el que termina ganando. 

—Jefe, aqui esta la chica que pidió. 

Una hermosa Japonesa me sonrió. 

—Vete —Kyoto salió de mi habitación— vamos linda, haz tu trabajo. 

(...)

Salí de la casa para dirigirme hacia la casa de uno de mis clientes favoritos, hoy era dia de cobrar y estar con esa chica me ha puesto de mal humor. Aunque de mi mente no salía aquella chica del billete. Joder, jamas habia visto a una mujer tan hermosa en mi vida. Además de que tiene un hermoso cabello. 

Solo se su nombre, Jenn. 

Joder hasta eso es hermoso. 

—Jefe, Kang quiere que vaya a su empresa. 

—Joder con Kang, es un maldito grano en el culo. 

Kang es el maldito Coreano que me pisa los talones en cuanto a territorios. Desde hace tiempo ya ha querido apoderarse del barrio chino. El bastardo es demasiado inteligente para que negarlo, se mueve bien en el mundo de los negocios, pero no puedo permitir que me quite el territorio y tampoco los clientes. Lo único que nos une ahora es esa persona que nos vio a ambos aquella noche. 

Llegue a la casa de Michael, el bastardo me quitó hace dos semanas diez mil dólares, hasta ahora no he visto mi dinero aparecer. 

—Michael, ¿como estas? —me senté en su sofá— es la primera vez que veo tu casa... Te di diez mil dólares, creí que invertirias en tu casa, esto parece un chiquero. 

—S-señor Tanaka, iba a pagarle pero esta vez no p-pude.

—¿Tengo cara de que me interese? —le sonreí y mire a Kyoto— ¿tengo cara que me interese? 

—Para nada Jefe. 

—Ya escuchaste a mi amigo, no me interesa —saque mi arma— ¿dónde está mi dinero? 

—N-no lo tengo señor Tanaka —bajó la cabeza. 

Le hice una señal a Kyoto y a mis hombres para que lo arrodillaran frente a mi. Cargue mi arma pero tuve que esconderla al ver salir de alguna habitación a un par de niños, uno de ellos que supongo que es el mayor estaba con el rostro golpeado y el mas pequeño estaba descalzo y sucio. 

—¿Que hiciste con el dinero que te di? —no respondió, solo sollozaba— tu, niño, ¿que hizo con el dinero?

—A-apostar señor y comprar alcohol. 

—Maldito bastardo, prefieres embriagarte como animal y apostar que usar el dinero para alimentar a tus hijos... —me reí— vaya que no me sorprende nada Michael, Kyoto, saca al par de niños de aquí y que les den comida. 

—Si jefe, vamos niños. 

Michael iba a refutar pero le apunte con mi arma, detesto con toda mi alma a las personas que le hacen daño a los niños, yo era uno cuando mi padre me hizo asesinar a una persona, luego me daba palizas para soportar y jamas me defendí hasta que crecí y lo asesine. 

Los niños no se tocan, eso siempre lo he dejado claro.

—¿Dónde está la madre de los niños?

—E-ella se fue con otro hombre y los dejo conmigo...

—Entiendo, entonces te desquitas con ellos ¿no es así? Tu puedes volverte m****a si quieres, pero no puedes desquitarte con un par de niños que no tienen la culpa de lo que hizo su madre.. —le tomé el cabello y le puse el arma debajo del mentón—, vas a pagarme, no se como carajos lo harás pero tienes dos meses para reunir la mitad y pagarme, no me hagas picarte en pedazos y alimentar a los cerdos ¿quedo claro?

—Si señ-ñor.

—Bien dicho —le di en la mejilla— tus hijos se irán a otro lado, tu veras como haces.

—P-pero son mis hijos..

—He hablado, no me hagas querer repetirlo —me puse de pie y guarde mi arma— tienes dos meses, ni más ni menos. 

Salí de la casa y vi a Kyoto darle de comer al par de niños, el pequeño debe tener al menos cinco años y el grande unos ocho, no entiendo por que carajos traen al mundo a niños solo para hacerlos sufrir de ese modo. 

—¿A donde quiere que los llevemos Jefe? 

—Llevalos a la casa de Hirai, ella sabra que hacer con ellos. 

—Bien jefe, ¿que sigue? 

—Ir a la empresa de Kang, encargate de ellos, iré solo.

—¿Está seguro jefe?

—Estoy seguro, sabes que puedo defenderme solo —asintió—. Te veo mas tarde. Las llaves.

Me dio las llaves y me encamine hacia el mismo para así conducir hasta la empresa Kang. El bastardo cree que puede llamarme cuando se le da la gana, solo accederé esta vez porque ambos tenemos una sola cosa en común.

Kang Dak Ho, el típico riquillo mafioso de cuello blanco, tengo que reconocer que el bastardo es listo, ingenioso y menos impulsivo. Hace todo más por las sombras aunque eso no quite de que la policía si este detrás de el. Solo que el si sabe cómo persuadirlos. 

Yo solo los asesino si joden demasiado.

Deje mi auto estacionado e ingrese a la empresa Kang. El bastardo si que tiene dinero. 

Solo las personas que saben lo que hace Kang, saben quien soy no pueden detenerme. Llegue a su oficina y abri. El estaba sentado en su escritorio tomándose un whisky. 

—Llegas tarde Tanaka.

—No me jodas Kang —me senté frente a el— ¿que es lo que quieres? Tengo mucho que hacer.

—No hagas eso —me detuve ya que iba a prender un cigarrillo—, solo quiero saber si has hecho algo sobre las cámaras de seguridad.

—Solo me queda mirar dos nada más. Mañana me dan las grabaciones. 

—No puede ser que seas tan inútil —volteó el monitor—, esto me lo dieron ayer.

Era la grabación de las cámaras de seguridad del barrio Chino, de la nada salió una persona, era una chica por que podía verse una pequeña parte de su rostro además de su cabello. Fruncí el ceño cuando en su cuello divise un gafete, era del periódico Daily Notes. 

No puede ser, era una periodista.

El video retrocedió unos minutos y se ve ella llegar, Lee la estaba esperando. Ese maldito seguro le dio información sobre lo que hacemos. 

—Mañana iré al Daily Notes, necesito saber quien fue esa periodista, ahi tiene una cámara y algo me dice que ella grabó todo lo que sucedió. 

—Si difunde eso estamos jodidos Kang.

—¿Eres idiota? No creo que lo vaya a hacer, si no, ya tuvieras a la policía encima de ti o de mi. Lo más probable es que ella tenga esa grabación aun. 

—Si la encontramos, ¿que haremos? Yo no asesino mujeres Kang.

—Después veremos qué hacemos con ella, pero por ahora es averiguar si hablo con alguien sobre la grabación, si la tiene, si la copio ¿lo entiendes?

—Claro que lo entiendo, no soy idiota.

—Pues —dejó el vaso sobre la mesa—, mataste a Lee sin dejarlo hablar, eres demasiado impulsivo.

Imbécil.

—Si no tienes nada mas que decir, me iré. 

El solo le resto importancia, yo solo salí de la oficina para dirigirme hacia mi auto. No se como el piensa hacer lo que hará, pero espero que la encuentre quien quiera que sea por que no pienso dejar que mi negocio se caiga por una periodista mediocre. 

Conduje hacia mi restaurante, quería comer un poco antes de volver a mis negocios. Saludé los empleados y me dirigí a la barra donde estaba Hirai. 

—Hola preciosa.

—Kyoto me llamó para decirme que dos niños llegarán a la casa ¿me cuentas que sucedió?

Le Conté a Hirai lo que sucedió con el padre de los niños. Ella es tres años mayor que yo, ambos salimos de las calles y algunas veces me dio de comer mientras mi madre se iba a prostituir o se drogaba. Cuando obtuve el puesto en la organización, le di un departamento en modo de agradecimiento al igual que abrí una casa hogar para los niños abandonados, ahí dentro hay todo lo que los niños necesitan, a ella le gusta ayudar a los demás y que mejor que eso para que haga lo que quiera.

—Los cuidare así que no te preocupes —me sonrió. 

—Te lo agradeceria mucho, dame un trago. 

—¿Sake?

—No, quiero algo menos fuerte así que dame una cerveza.

—Claro bombón.

Busco una cerveza, la destapo y me la dio. Ella siguió con su trabajo, ella y Kyoto son las personas en las que mas confio, son mis mas fieles amigos y personas que harían cualquier cosa por mi. 

La cerveza fue dejada en el aire, al escuchar una voz conocida. Busque con la mirada por todo el restaurante hasta encontrar a la voz, una frondosa rizada cabellera captó mi atención. Desde la barra pude verla, estaba conversando animadamente con una chica que estaba sentada frente a ella. 

Sonreía de forma sencilla, jamás en mi vida había visto a una chica tan hermosa como ella. 

—Ten —una servilleta fue puesta en mi vista— para que dejes de babear.

—Muy graciosa.

—Vamos cariño, no has dejado de mirar a aquella chica, ¿la conoces?

—Lo único que se de ella es su nombre —mi vista no se apartaba de ella—, le devolví un billete que le cayó.

—¿Y por qué no vas a hablarle?

—Está acompañada, no quiero parecer un acosador —la mire.

—Ryosuke Tanaka —dijo sorprendida—, ¿desde cuando actuas asi?

—Pues, creo que me siento atraído por ella. 

—Es la primera vez que me dices algo como eso... Es difícil de creerlo.

—Sabes que siempre consigo lo que quiero. 

—Oye —me dio con la servilleta—, se que eres un perro sin remedio, pero si vas a llegar a la chica solo para divertirte, es mejor que te detengas, puede que no sea como las mujeres a la que estás acostumbrado a follar. 

¿Tiene razón? No lo se. 

Pero esa chica llama mucho atención. Y como si la vida estuviese a mi favor, la chica frente a ella se puso de pie y se fue a toda prisa. Le un trago a mi cerveza y me acerque a la mesa donde estaba, ella solo miraba su teléfono. 

—Hola —dio un respingo al escucharme—, lo siento si te asuste.

—Lo hiciste —suspiró— eres el chico del otro dia ¿cierto?

—Ryosuke —extendí mi mano— pero puedes llamarme Ryo. Y tu eres Jenn. 

—Así es pero.. ¿Me estas siguiendo? —frunció el ceño.

—No pienses eso, este restaurante es mio. Te vi y te reconocí de inmediato, un rostro como el tuyo es difícil de olvidar. 

—¿Que? —rió un poco.

—Claro, eres una chica muy linda —me recargue en la mesa—, solo quiero una conversación contigo. Claro si quieres.

—¿Y qué clase de conversación tendríamos?

—No lo se, pero lo que si se es que te invito a comer, aunque al parecer ya comiste.

—Si, debo felicitar a la persona que cocina, jamas habia probado una comida japonesa tan deliciosa.

—Me alegra que te haya gustado —le sonreí— cuentame, ¿eres de por aquí?

—¿Tendría que responderte? —se cruzó de brazos.

—Pues si lo quieres, si.

—Pues claro que soy de aqui, no te diré donde vivo por que no te conozco.

—Buena respuesta, yo soy de aqui de New York, vivo al otro lado de la ciudad, este es mi restaurante, tambien tengo un bar...

Y así empecé a hablar como imbécil con la chica frente a mi, ella solo asentía a mis palabras y decía una que otra cosa trivial sobre ella. Ejemplo es de que tiene un gato llamado Bob, tiene un trabajo de m****a y que es originaria de Texas.

Poco a poco se soltaba a nuestra conversación, note de que tiene un buen sentido del humor, le gusta la comida y la música. Jamás me había entretenido tanto en una conversación así de buena. Se nota que es una chica muy madura. 

(...)

Más tarde...

El tiempo se nos había ido más rápido de lo que pensaba, le invité la cena hasta que llegó el momento de irse. La acompañe hasta la salida del restaurante.

—Fue una buena charla Jenn.

—Podría decir lo mismo, mi noche no fue tan aburrida.

—Oh vaya, me ha dolido mucho lo que dijiste.

—Me gusta ser sincera, pero hablando en serio, fue una buena charla. 

—Bien —saque mi teléfono y le marque a un taxi—, te pedí un taxi, por que dudo que quieras que te lleve.

—Muy listo Ryosuke. 

—Lo soy —le sonreí— fue agradable hablar contigo y espero verte pronto.

—Pues, ya veremos si puedo regresar —sonrió divertida— si no, puedes pedirle al universo que te cruce conmigo.

—No creo en esas cosas pero vamos a intentarlo —el taxi había llegado, le abrí la puerta— adiós Jenn.

—Adiós Ryosuke —me dio una linda sonrisa.

Ella se subio y yo cerré la puerta, saqué un billete y se lo di al hombre del taxi. Era uno de mis hombres que trabajaba de taxista en sus tiempos libres, además de que me sirve para vigilar los territorios.

—Watashi no iu tokoro e kanojo o tsureteitte kudasai. Moshi kanojo ni nanika attara, watashi wa anata o koroshimasu (Llevala a donde te indique, si le pasa algo, te mato) 

—Si señor. 

—Adiós Jenn. 

El taxi arrancó mientras que yo veía cómo se alejaba. Sonreí de nuevo, esa chica me gustó demasiado. Tengo que controlarme, no puedo volverme obsesivo e investigarla para saber donde vive o esas cosas. Esperare si el algoritmo hace que me tope con ella de nuevo.

Es hermosa, inteligente y divertida, es todo lo que me gusta en una chica. 

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