Dak Ho:
Dos días después.
Hace dos días llegamos a New York después de ir a visitar a Jenn. Conocer a sus padres fue algo agradable, son personas bastante humildes y sencillas, eso me hace recordar a mi abuelo, que en sus tiempos, a pesar de ser un mafioso en Corea, vivía en el campo.
Ahora estaba en la empresa trabajando, en unos días llegarían los Cataríes a comprar las armas, aunque hubo un Ruso que deseaba comprar las armas por el doble, ya que mis armas poseen la tecnología que las de aquí no tienen.
Lo pensaré y las venderé al mejor postor.
Tenia que pensar claramente que es lo que haré con Tanaka, ahora que estamos con Jenn, tenemos que pensar que haremos con la rivalidad que tenemos, eso se debe a los territorios, el quiere dejar el barrio chino como esta, yo quiero derrumbarlo para hacer algo mejor.
Además de que el esta en el mismo negocio que yo, las armas y el muy bastardo me ha quitado clientes importantes.
Ahora que los dos estamos con Jenn, tendremos que dejar esa rivalidad atrás al menos que uno de los dos se muera o mate al otro. Lo peor es que ambos llegamos a un acuerdo de no matarnos entre si, no hay un papel si no es de palabra y tanto para los Yakuza y los Kkangpae, la palabra vale más que cualquier cosa.
Y no puedo tocarle un cabello a Tanaka, por más que desee matarlo para quedarme con Jenn, no podría hacerlo.
Vaya m****a.
—Señor Kang —el secretario Park me dio unos papeles—, son los balances de la empresa, son los días en los que estuvo ausente.
Los revisé, como siempre el tan eficiente, los balances subieron un dos por ciento.
—Lo hizo bien Park, le daré una recompensa por el trabajo que hizo en mi ausencia.
—No es necesario señor —hizo una reverencia—, lo hice con todo gusto.
—Nada de eso, lo mereces —el asintió—, ¿que hay para hoy?
—Tiene una Reunión con el señor Smith para la adquisición de la empresa que esta vendiendo, luego otra en el almacén, llego el cargamento de las municiones.
—Hasta ahora es que llega —solté un bufido—, dos malditos meses esperando eso... Ya me encargare después.
—Hay algo más señor.
—¿Que?
—Cinco armas habían desaparecido, alguien entró al almacén en el puerto.
Lo que me faltaba.
—Explicame ahora mismo el por que.
—Un hombre entró en el almacén, intento llevarse unas armas pero por suerte logramos atraparlo.
—¿Es uno de los nuestros?
—No señor, es americano. Justo ahora lo tienen en el almacén, no ha querido hablar.
—Bien, prepara el auto, yo mismo me encargare de esto.
Esta es la primera vez desde que estoy en el mando, que sucede algo como esto. Mi seguridad jamás ha fallado. Tengo que investigar que fue lo que sucedió, dentro de mi organización no acepto errores.
Ninguno.
Sali de mi oficina, le pedí a mi secretaria que cancelara por hoy las citas, esto es más importante. El señor Park trabaja para mi en la empresa y en la organización, mi secretaria es solo de fachada, tengo que mantener todo al margen.
Salí de la empresa rumbo al almacén que esta en el puerto, mire mi teléfono para leer un mensaje de Jenn que me ha llegado, sonreí por que era una foto de ella, joder soy tan afortunado de poder decir que ella es mia.
A pesar de estar con Tanaka también.
—Señor, si me permite preguntar ¿pudo resolver el asunto con la señorita Foster?
—Si Park, lo resolvi pero no salió como lo esperaba... Tengo que hablar con mi padre sobre ella aunque puede que se convierta en mi enemigo.
—¿Por que lo dice señor? —preguntó con evidente preocupación.
—Lo sabes bien Park, Jenn no es coreana... Y mi padre se va a oponer a que esté con ella —mire por la ventana de mi auto—. Soy el primogénito de la familia, así que debo casarme con alguien que mi padre escoja para mi sin rechistar.
—Señor pero... ¿Que hay de su felicidad?
—En este mundo eso es lo que menos importa... Haré lo que pueda para mantener a Jenn conmigo, estaré con ella hasta donde mi padre me lo permita.
Esto es así, en la familia se deben cumplir con las tradiciones a como de lugar y si alguien Coreano se casa con una persona extranjera siendo el primogénito, es desterrado por la familia.
Esta es una de las cosas por las cuales no desee quedarme en Corea, en la familia a pesar de todo, nadie tiene libertad de estar con quien le plazca. Para ellos el dinero, el prestigio, las cuentas bancarias valen más que la persona.
Y si, soy alguien con dinero y poder, pero desearia estar con alguien que sea todo lo contrario de lo que soy o lo que tengo, es molesto conocer a mujeres vanidosas que hablan solamente de lujos, joyas y carteras.
Por eso disfrute estar con Jenn, por que se que ella no lo es, puede que desee darle el mundo y ponerlo a sus pies, pero ella es muy distintas a las Coreanas que he conocido.
Mi chica es la excepción.
Llegamos al almacén, todos mis hombres hicieron una reverencia al verme pasar entre ellos, la puerta de este se abrió, mas de mis hombres están adentro y en medio estaba el americano en la silla, estaba intacto, eso es bueno por que lo haré hablar.
—¿Cómodo?
El hombre alzó la cabeza, fruncí un poco el ceño por que me parece un poco familiar.
—Te hare una pregunta —me quite el saco, se lo di a Park y me arremangué la camisa hasta los codos— ¿que hacías en mi almacén?
—Yo... Yo solo queria un par de armas, por favor no me mate —empezó a llorar.
Me acerque mas a el, me incline un poco para tomar su rostro en mis manos, le sonreí.
—No te matare, tampoco es que soy un animal —negue—, solo quiero que abras la boca y me digas todo lo que deseo saber.
El asintió muchas veces.
—Bien ¿quien eres y que haces?
—Soy Isaac, s-soy policia, trabajo para la Policía de New York.
—¿Como encontraste mi almacén? —me crucé de brazos.
—A-alguien le dijo a mi jefe que había un almacén repleto de armas y el me envió para verificarlo... Dijeron que era de los Yakuza
Yo solté una fuerte carcajada— ¿Tengo cara de un maldito Yakuza acaso?
—Todos ustedes son iguales.. —fue callado por el golpe que le di.
—¡No somos iguales maldita sea! —le grite, luego le tomé el cabello— ahora me dirás quien es tu maldito jefe, si diste la ubicación de este lugar, si no hablar te juro que pondré mi arma en tu culo y dispararé sin piedad.
—Lo hare, lo hare —dijo rápidamente—, mi jefe es Thomas Hills, es jefe de la policia de New York, el está aliado con el líder de los Yakuza y el mismo nos dijo que este almacén pertenecía a los mismos Yakuza, uno de ellos lo molesto y decidió robarle.
Maldito Tanaka, esta me las paga.
—Bien hecho —le di en la mejilla con la palma de mi mano—, Park mi arma.
Park me entrego mi arma, un revólver hecho en plata que perteneció a mi abuelo y paso de mi padre hasta estar en mis manos, en pocas ocasiones la he usado ya que es valiosa, prefiero usar las armas grandes.
—¡Usted dijo que no iba a matarme!
—No recuerdo haberlo dicho, si no lo recuerdo, no paso —le apunte— annyeong gaejasig-a (adiós hijo de puta)
La bala entró en el medio de su frente.
—Lleven las armas al otro lado de la ciudad —ordene—, dejen el cuerpo de este bastardo aquí para que su jefe lo vea, pero con un mensaje.
Mis hombres asintieron, ese tal Thomas Hills se va a arrepentir de haberse metido en el camino errado. A mi nadie me juega sucio.
(...)
Entre al bar de Tanaka, sin esperar demasiado abrí la puerta de una patada y me metí en su oficina, al verme se puso de pie y mi puño se fue a su cara haciendo que este se cayera al suelo.
—¡De pie hijo de puta!
El se puso de pie y vino hacia mi para golpearme la cara, el maldito es hábil. Ambos estabamos dandonos golpes, luego el saco su arma, yo lo hice con la mia y nos apuntamos entre si.
—¡¿Por que mierdas hiciste eso?!
—¡Hijo de puta! ¡La maldita policia fue a mi almacén a meter sus narices, el dijo que estabas aliado con ellos!
—¿De qué hablas Kang?
Los hombres de Tanaka entraron a la oficina, los malditos pusieron sus katanas en mi cuello mientras le apuntaba, no iba a bajar mi arma hasta que me diera una respuesta ahora.
—Un policia entro a mi almacén para robar mis armas, dijo que un policia lo envio por que alguien le dio información de mi almacén, luego resulta que los Yakuza están aliados con ellos... Así que responde ¡Responde maldito bastardo!
—Buki o oite kudasai (Bajen las armas) —les ordenó a sus hombres pero ninguno lo hacía— Ima! (¡Ahora!)
Los hombres bajaron las armas y salieron de la oficina, yo no baje la mía, estoy a poco de matarlo.
—Baja el arma imbecil —puso la de el en la mesa—, bastardo, me golpeaste fuerte.
—Debería meterte una bala en la frente.
—Deja la estupidez ¿quieres? Yo no mandé a los policías a tu almacén, debiste preguntarme antes de golpearme.
—¿Conoces a Thomas Hills?
Al decir el nombre, volteo de inmediato, entonces si conoce al policia.
—¿De donde lo conoces tu?
—¡Responde mi pregunta!
—Es un maldito policia que me tiene harto —se estaba limpiando la sangre de su labio—. Viene a mi bar y restaurante cada maldito mes a cobrar una cantidad de dinero, me tiene atado de manos... Si no le pago puntual, me jode.
—¿Que tiene?
—Pruebas de que yo estoy traficando armas y dinero... El atrapo a uno de mis hombres y lo hizo hablar, por eso me esta amenazando —soltó un suspiro—, yo no lo envie a tu almacén, ni siquiera se donde esta... Imbécil —soltó un bufido—, tienes un soplón entre tus hombres.
—Esto no puede estar peor —guarde mi arma—, ahora tengo que lidiar con el también.
—¿Sabe quien eres?
—Espero que no, si no, tendré que matarlo ya que no has podido.
—No es tan fácil como crees Kang —se cruzó de brazos—, si no lo he matado es por que me tiene amenazado... El bastardo es demasiado listo, tiene todo para encerrarme o deportarme a Japón, por eso no lo he matado, por que creeme que ganas no me faltan.
Lo que me faltaba, ahora tendre a la policia husmeando en mis asuntos, esto no puede estar más jodido.
—Y que sea la última vez que vienes aquí a golpearme —me señaló—, no lo pensare y atravesaré mi katana por tu torso.
—Inténtalo y antes de que pase, estás con los sesos afuera.
—Lárgate imbécil.
(...)
Más tarde...
Después de limpiarme la sangre del labio, miré mi torso, el bastardo de Tanaka para ser delgado tiene fuerza, ahora debo saber como acercarme al maldito Hills sin que sepa quien soy. Y lo peor de todo es que dentro de mi círculo puede haber un maldito soplon.
Me coloque una camisa de algodón, escuche ruido abajo, tome mi arma y baje con cuidado, desde arriba pude ver a mi padre llegar.
¿Cuando llegó? Creí que vendría en unos dias.
Deje el arma en la mesa y baje hasta la sala, fruncí el ceño al ver a mi tío Han aquí junto a mi primo y mi abuelo.
—Hal-abeoji (Abuelo) —me acerque al sofá y me puse de rodillas para hacerle una reverencia completa a mi abuelo, mostrándole mi respeto.
—Mi nieto, levántate —quede de rodillas frente a mi abuelo, el me sonrio y yo le correspondi, me emocionaba verlo, hace tres años que no lo veía— ¿que le paso a tu rostro?
—Nada importante abuelo, no lo esperaba.
—Quise caer de sorpresa —me tomó de las mejillas—, tres años sin ver a mi primogénito ¿desde cuándo eres tan guapo?
—gamsahabnida hal-abeoji (gracias abuelo) —incline un poco mi cabeza.
Tengo que ser lo más respetuoso posible cuando esté frente a mi abuelo, puedo hablar inglés sin problema, pero darle las gracias y llamarlo abuelo en Coreano, para el es importante mantener la cultura.
—Me alegra que no olvides tus raices —le asentí—, tu padre me contó que estás llevando el negocio familiar con éxito, eso me alegra mucho, tomé una buena decisión en ponerte a la cabeza.
—Así es padre, nuestro Dak Ho ha hecho un trabajo excelente —me elogió mi padre— pero ¿que paso en tu rostro Dak Ho?
—Me pelee con alguien, pero nada grave. Más bien diganme ¿que hace este par aquí?
—Cuidado Dak Ho, estás hablando con tu tio, mas respeto —me señaló.
No entiendo por que los trajeron si ambos son un par de inútiles sin remedio. Solo esperan que el abuelo muera para recibir su parte de la herencia.
—Silencio Han —mi abuelo lo mandó a callar—, vinimos a dejar a In Hu aquí, va a trabajar para ti.
—¿Que? ¿Por qué tengo que hacer algo como eso abuelo?
—Por que asi lo estoy exigiendo, en Corea lo que hacías era gastar el dinero que te daba en mujeres y alcohol, ¿entiendes lo vergonzoso que es eso? Estás dejando el apellido de la familia por el suelo... Aqui con Dak Ho estarás vigilado y mas te vale obedecerlo, por que te dejare en la calle.
El odio con el que In Hu me miraba era enorme, pero me daba igual, no esta en Corea y aqui hará lo que yo le pida sin rechistar.
Lo que hacía era derrochar dinero como loco, dejando al apellido en total verguenza en la sociedad. Conmigo si irá recto, voy a disfrutar mucho esto puesto que él se creía el centro del universo y el mejor con solo llevar el apellido, pero el es solo un marica que no sabe defenderse.
—Lo llevaré a una habitación abuelo —lo ayude a ponerse de pie—, el viaje fue largo.
—Lo fue —sonrio.
Lo ayude a subir a una de las habitaciones, lo deje en ella para que se instalara y descansara. Tengo que mandar a comprar comida Coreana para mi abuelo. Baje a la sala, mi padre estaba en la cocina .
—¿Eso es kimchi? —el asintió—, joder tengo meses sin comerlo.
—Tu tía lo envía con cariño, aunque pienso que es demasiado.
—Nada de eso padre, amo comer esto —tome las tazas y meterlas en el refrigerador—, la llamare para agradecerle. ¿Esa era la sorpresa que me tenias?
—No, la sorpresa la verás mañana en el desayuno, no diré más.
—Esta bien padre.
(...)
A la mañana siguiente...
Mande a traer al personal de limpieza para que se encararán de cocinar y atender a mi abuelo, por lo general siempre estoy solo así que ellos serían de ayuda mientras estoy trabajando. Honestamente me siento feliz de tener a mi abuelo, el es bastante distinto a mi padre, siempre nos hemos llevado bien.
Mi padre es un poco mas frio conmigo, ya que me crio siendo alguien distante conmigo, según el para hacerme fuerte y que nada me afecte, mi relacion con el, no es cercana, no como siempre quise que fuera.
Desde niño me tocó aprender a valerme por mi mismo, aprender a hacer todo por mi cuenta, aun recuerdo la primera vez que regrese solo a la casa después de salir de la escuela, eran las ocho de la noche, tenía frio y hambre.
Cuando llegue a casa el solo me aplaudio por haber llegado sin un rasguño, desde ese momento mi odio hacia el empezó.
Actualmente lo odio, lo sigo odiando, pero esos sentimientos no lo demuestro ya que no vale la pena, ya soy un adulto y si llega a morir me daría igual.
—Buenos días —dije a penas salí al jardín de la casa—, padre ¿que es esto?
En la mesa del jardín estaba sentado mi padre, a su lado estaba Jeon Areum ¿que mierdas hace ella aquí?
—Hola Dak Ho —me sonrió.
—Areum quiso venir y no me negué —le sonrió—, ustedes se conocen desde jóvenes, es momento de que ya sientes cabeza hijo mío. Los dejaré para que se saluden, iré por tu abuelo.
El se había retirado, yo no dejaba de mirarla, no entiendo que mierdas hace aqui, intento tocarme pero le sostuve las muñecas.
—¿Que pasa Dak Ho? —pregunto de forma inocente— ¿Por que estas tan molesto? ¿No te da gusto verme después de cuatro años? —sonrió.
—Aunque no lo creas, no me da gusto verte —la solté— ¿A que viniste?
—Quería verte querido —toco mi saco—, recordar viejos tiempos.
—¿Viejos tiempos? —rei—, que hipocrita de tu parte de que me digas eso, veo que se te olvido que me habías abandonado a los días de pedirte matrimonio —su sonrisa se borro—, si estás aquí para volver, déjame decirte que estás perdiendo tu tiempo.
Areum y yo nos conocimos en el colegio, fuimos buenos amigos, años después el amor surgió entre nosotros, fue la primera en todo, la ame como nadie, pero ella me insistió en que nadie supiera de lo nuestro ya que su familia no iba a dejarnos estar juntos.
La entendi, asi que anduvimos por años así, escondiendonos, hasta que sus padres murieron y ya no tuvimos que ocultarnos, le pedí que fuera mi esposa antes de entrar al servicio militar, pero ella me abandono, diciendome que no me esperaria.
Por eso decidí venirme a Estados Unidos, para hacerme cargo de la empresa y la organización, ahora no la necesito, ya no.
—¿Me dejaste de querer?
—¿Que esperabas Areum? ¿Que te amaría toda la vida? Tu me dejaste por si se te habia olvidado, asi que espero que no me molestes y te largues a Corea.
—No me iré —se cruzó de brazos—, nos casaremos querido —sonrió de lado.
—Sigue soñando —voltee para irme, mi padre venía con mi abuelo—, debo irme a la empresa abuelo, vendre a almorzar.
—Ve con cuidado hijo.
—Ve a la empresa padre, debemos hablar.
—Claro que si hiho.
Sali de la casa, si el creia que me casaria con Areum esta equivocado, no pienso ceder esta vez a sus deseos, como se lo dije a Park, asi me gane a mi padre de enemigo, no pienso acceder a sus peticiones, Jenn me importa demasiado y pienso luchar por ella.
No se como hare, pero no pienso dejar que mi padre me case con alguien a quien no amo, eso jamás.